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27 de diciembre de 2014

Las invasiones bárbaras (siglo V)

"Las invasiones bárbaras" es el nombre que se le da a un proceso sucedido en el siglo V durante el cual el territorio dominado por el Imperio Romano fue invadido (y a veces ocupado pacíficamente) por distintos grupos de personas que provenían del este de Europa.

Los romanos llamaban bárbaros a todos los que hablaban otra lengua, pero en realidad los "bárbaros" tenían diferentes culturas: visigodos, ostrogodos, suevos, vándalos, alanos, burgundios, francos, anglos, jutos y sajones fueron los principales grupos que invadieron el imperio.

El momento clave sucedió en el año 406, cuando estos grupos comenzaron a cruzar el río Rin, que los separaba del imperio.

Los motivos de las invasiones fueron varios: el empeoramiento del clima en el norte de Europa, el aumento en la población de esos grupos y la necesidad de escapar de otras tribus (por ejemplo, los hunos) que amenazaban con saquear sus tierras y masacrarlos.

Las llamadas invasiones bárbaras fueron uno de los principales motivos de la desaparición del Imperio Romano de Occidente en el año 476.

Algunos de esos pueblos desaparecieron rápidamente y otros perduraron durante siglos. Los visigodos, por ejemplo, dominaron buena parte de España hasta el siglo VIII. Y los anglos y los sajones, de algún modo, sobrevivieron hasta la actualidad, porque sus descendientes son parte de la actual Gran Bretaña.

16 de diciembre de 2014

Imperio Bizantino (395-641)

El emperador Justiniano (527-565) y algunos de sus ayudantes.
En el año 395, tal como contamos en otro post, el Imperio Romano se dividió por última vez y para siempre. Cuando murió el emperador Teodosio, la parte occidental (o sea, la que está más a la izquierda si miramos un mapa) la gobernó Honorio y tuvo su sede en Roma. La oriental (a la derecha en el mapa) fue para el emperador Arcadio, que mantuvo la sede en Constantinopla, también llamada Bizancio. De allí surge el nombre de Imperio Bizantino. En este texto vamos a hablar de qué sucedió ahí, en oriente.

El emperador Arcadio (395-408) tuvo que hacer frente a una invasión del rey visigodo Alarico. Los ataques se fueron repitiendo hasta dejar devastada buena parte del territorio imperial.

Entre 395 y 518 fueron seis los emperadores que se sucedieron (Arcadio, Teodosio II, Marciano, León I, Zenón y Anastasio), quienes componen la llamada Dinastía Teodosiana, pese a que no todos descendían de Teodosio. Durante aquellos años, los problemas religiosos fueron una constante en Bizancio.

Anastasio murió en 518, sin dejar descendencia. El Senado de Constantinopla eligió para sucederle a Justino, que a su vez cedió el trono a Justiniano.

Justiniano (527-565) fue un gobernante notable. Reformó y compiló las leyes, y su reinado supuso un intento serio de restaurar el imperio. Quiso recuperar todas las tierras perdidas en el pasado, pero no lo consiguió.

El período comprendido entre 565 y 610 constituye una de las épocas más negativas de la historia de Bizancio, llena de anarquía, turbulencias y desórdenes. Los sucesores de Justiniano perdieron la mayor parte de las conquistas que él había conseguido.

La negativa a seguir pagando el tributo a Persia, fijado en 562, supuso una nueva fase de hostilidades en oriente, que superó cualquier posibilidad de reacción por parte de Justiniano II (565-578) y Tiberio (578-582).

La llegada al trono de Mauricio (582-602), un general enérgico y experimentado, consiguió restablecer en parte la situación.

En 602, el atraso en el pago al ejército generó un levantamiento militar liderado por Focas (602-610), una de las figuras más siniestras de la época: asesinó a miles de personas para mantenerse en el poder.

Heraclio (610-641) consiguió restablecer la autoridad en la península balcánica y venció a los persas sasánidas. Veinte años después de su asunción, intentó reorganizar al imperio, pero el enfrentamiento contra los musulmanes terminó con su reinado.

15 de diciembre de 2014

Imperio Romano de Occidente (395-493)

Honorio, emperador entre 395 y 423
En el año 395, tal como contamos en otro post, el Imperio Romano se dividió por última vez y para siempre. Cuando murió el emperador Teodosio, la parte occidental (o sea, la que está más a la izquierda si miramos un mapa) la gobernó Honorio y tuvo su sede en Roma. La oriental (a la derecha en el mapa) fue para el emperador Arcadio, que mantuvo la sede en Constantinopla, también llamada Bizancio.

En este texto vamos a hablar de qué pasó en el Imperio de Occidente.

La historia estaba así. Cerca del Imperio, los hunos (un pueblo que venía arrasando tierras desde Asia) estaban llegando a las tierras donde vivían pueblos europeos nuevos y bastante tranquilos: visigodos, suevos, francos, germanos. Como los hunos eran muy sanguinarios y asesinaban a todos sus enemigos, todos estos pueblos (a los que en la historia se los conoce como “bárbaros”) sintieron miedo y comenzaron a escaparse hacia el oeste, hacia la izquierda en un mapa: hacia el Imperio Romano.

El emperador Teodosio (347-395) tenía conflictos por todos lados y, cuando se dio cuenta de que la invasión de esos pueblos podía terminar en una inmensa guerra que destruiría el imperio, aceptó cederles a los visigodos un partecita del imperio y sumó al jefe visigodo (Alarico) al ejército romano.

En ese momento, Teodosio sólo era emperador de la parte oriental, pero en el año 388 también tomó el control de la parte occidental, que era un caos y confiaba en que él podría calmar los problemas internos.

Como dijimos, al morir Teodosio la parte occidental queda para Honorio (395-423), que no sólo tenía a los visigodos dentro del imperio, sino que los usó para reforzar el ejército. Los visigodos fueron expandiéndose sin oposición, ya que ellos mismos eran el ejército. Llegaron a Grecia y luego a Italia, donde controlaron la ciudad de Milan, en ese momento la capital del imperio.

Humillado, Honorio escapó a otra ciudad, Ravena, y mandó a todo el ejército no-visigodo contra los visigodos. Pero todo salía mal: el resto del imperio quedó desprotegido y los francos, alanos y vándalos invadieron la Galia, Hispania y Britania (actuales Francia, España e Inglaterra).

El Imperio de Occidente se caía a pedazos y cada vez gobernaba un territorio más pequeño. Los visigodos, liderados por Alarico, siguieron avanzando sobre Italia y conquistaron Roma en el año 408.

Para que el imperio sobreviviera, Honorio cedió Milan y Roma a los visigodos y también entregó la Galia sin luchar.

Honorio murió y, cuando asumió el emperador Valentiniano III (425-455) los hunos, que seguían avanzando y saqueando, ya estaban en las fronteras del imperio. Desesperados, romanos y visigodos se unieron para enfrentar a los hunos y consiguieron derrotarlos en la batalla de los campos cataláunicos (451).

La muerte de Valentiniano III fue el golpe final. Los siguientes emperadores (hubo nueve en veinte años) fueron asesinados por los bárbaros o por los propios romanos. En el año 476 llegó el final, y de modo humillante. Un pueblo con poca historia, los hérulos, invadío Ravena y un tal Odoacro se declaró dueño de lo que quedaba del imperio. Aunque, tiempo después, desde oriente intentarían recuperar esas tierras, el Imperio Romano de Occidente había dejado de existir.

1 de diciembre de 2014

La Masacre de Tesalónica (390)

A fines del siglo IV, el Imperio Romano era todavía el más poderoso del planeta. En el año 390, uno de los deportistas que deslumbraban por su agilidad arriba de un caballo (llamados aurigas) fue arrestado en Tesalónica, Grecia (que formaba parte del imperio) por intentar seducir a un hombre. La homosexualidad era ilegal en el imperio, pero el pueblo, que adoraba a ese auriga del que no se sabe el nombre, exigía que lo liberaran.

En medio de las protestas por su liberación, fue asesinado Buterico, el “juez” que había dictado la prisión para el auriga.

Como venganza, Teodosio I, emperador de Roma, ordenó que la siguiente vez que los habitantes de Tesalónica fueran a un estadio a ver una competencia de áurigas, los mataran a todos. Y así fue: cerca de 7000 griegos fueron encerrados en el estadio y masacrados por el ejército imperial. Y todo por culpa de la homofobia, que no es respetar los gustos sexuales de las personas. 

18 de noviembre de 2014

Fausta (293-326)

Para que nos ubiquemos, estamos en el siglo IV, en el que no sólo las mujeres eran maltratadas por los hombres (incluso más que ahora), sino que, cuando una mujer sobresalía, escapaba de ese maltrato, la Historia siempre intentó hacerla quedar mal para que las demás mujeres no siguieran su ejemplo.

Fausta (cuyo nombre completo era Flavia Máxima Fausta) nació en Roma, pero no era una más: era la hija de Maximiano, uno de los cuatro emperadores que había en ese momento. Como si eso fuera poco, a los 14 años decidieron casarla (porque ella no elegía nada) con Constantino I, otro emperador. ¿Algo más? Sí: en el año 310, su papá planeaba asesinar a su marido para quedarse con esa parte del imperio. Según dicen, Fausta se enteró y se lo avisó a su marido. La cuestión es que Maximiano terminó fracasando y asesinado.

Yo no sé si ella era buena o mala, pero el contexto no la ayudaba: poco después, su marido y su hermano (Majencio, heredero de Maximiano) también lucharon. Y, tras el triunfo, Constantino humilló y torturó a Majencio enfrente de Fausta.

Cuando tenía 33 años, y era madre de cinco hijos, Fausta habría acusado a Crispo (hijo de Constantino pero no de ella) de intentar violarla. Constantino ordenó la ejecución de su hijo, pero tiempo después habría descubierto que era inocente, por lo que ordenó otra muerte: que asesinaran a Fausta ahogándola en un baño de agua hirviendo.

Yo no quiero defender a Fausta, porque por ahí era una porquería de persona, pero lo que sí hago cuando leo historia antigua, es tener cuidado con creer lo que se escribe sobre las mujeres, porque, como les contaba, suele mentirse mucho para hacerlas quedar mal.

Así que esta es la historia que se cuenta sobre Fausta, pero no estoy seguro de que sea verdad.  

2 de noviembre de 2014

Literatura romana (siglos I y II)

Con la muerte del escritor Horacio (año 8 d.C.) se terminó lo que actualmente se considera como la Edad de Oro de la literatura romana. En los siglos I y II hubo poca producción de textos.

Flavio Josefo, Lucano, Tácito, Suetonio, Plutarco y Dion Casio se destacaron escribiendo obras históricas y biográficas.

Marcial, Persio, Juvenal y Luciano de Samosata llevaron al género satírico a su momento de mayor relevancia hasta entonces.

Petronio escribió la novela La cena de Trimalción y Satiricón; y Apuleyo creó Metamorfosis.

Proliferaron los tratados de agricultura, ciencias naturales, geografía y medicina (esta última, a través de Galeno).

30 de octubre de 2014

El Edicto de Precios de Diocleciano (siglo III)

Moneda del emperador Diocleciano
La Crisis del Siglo III generó grandes problemas económicos en el Imperio Romano. Para intentar solucionar la angustia de la población, una de las decisiones tomadas por el emperador Diocleciano fue la de publicar un Edicto de Precios, que en su parte más importante decía:

"Es nuestro deseo que los precios listados sean acatados en todo nuestro Imperio, para que cada  ciudadano sepa que, si bien le está prohibido excederlos, no hay restricción alguna de precios bajos donde existen víveres en abundancia; el objetivo de esta disposición es acabar definitivamente con la avaricia".

18 de septiembre de 2014

La estrella del siglo II

Cayo Apuleyo Diocles ganó 1462 carreras sobre caballos. Habría sido el deportista mejor pagado de la historia.

El deportista más rico de la historia. Más de mil triunfos en su haber. Adorado por distintos sectores de la sociedad. Veinticuatro años de carrera repletos de éxito. ¿Quién acumuló esos logros? Cayo Apuleyo Diocles.

Los primeros registros sobre la existencia del deporte datan del año 776 antes de Cristo, cuando en Grecia comenzaron a disputarse los Juegos Olímpicos. Coroebus de Elis (primer ganador), Orsippos (perdió la ropa y siguió corriendo desnudo) y Cynisca (la mujer que derrotó a los hombres) fueron algunos nombres destacados. La segunda gran etapa del deporte se produce en el Imperio romano, con las carreras sobre carros impulsados por entre dos y siete caballos. El más destacado de los “aurigas“ (jinetes) fue Cayo Apuleyo Diocles. Todo lo que se sabe de él surge de dos documentos tallados: uno que financiaron sus admiradores y otro que le dedicaron sus dos hijos (Cayo Apuleyo Nimfidiano y Nimfidia) tras su muerte. El primero, que detalla su carrera deportiva, podría ser acusado de subjetivo, pero los gobernantes del Imperio ordenaban pena de muerte para quienes inscribieran mentiras, por lo que se supone que los datos son lo más certeros posible.

Diocles nació en Augusta Emerita (actual territorio español) en el año 104. Cuando empezó a destacarse, viajó a Roma para participar de las principales competencias, que se realizaban en el Circo de Nerón (actualmente, el Vaticano). Eran carreras salvajes: siete vueltas (unos 4 kilómetros) con muchísimo dinero en premio y varias muertes por competencia. Los aurigas se dividían en cuatro “equipos“ de distintos colores, que representaban a diferentes sectores de la sociedad. Diocles comenzó a los 18 años, en el equipo blanco, y ganó por primera vez en el año 124. A los 24 años se cambió al equipo verde y tres años después, se vistió de rojo, color que nunca abandonó. Se retiró a los 42 años, 7 meses y 23 días. Totalizó 4257 carreras y 1462 triunfos; y 2899 veces finalizó entre los tres mejores. En 502 de sus victorias había comenzado en el último lugar. Y llegó a ganar 103 veces seguidas. 

Murió en Praeneste (actual Roma) entre los años 146 y 160. “Con nobilísimo esplendor brilla Diocles“, relata la inscripción en latín. “Fue héroe de las muchedumbres más apasionadas, ídolo de un pueblo que cifraba su felicidad en estas dos solas palabras: panem et circenses (pan y circo)”, escribió el fallecido arqueólogo español Antonio García y Bellido. 

Dos investigaciones modernas alimentaron su leyenda. En 1790, el historiador español Juan Francisco Masdeu puso en duda que Diocles cambiara de equipos y propuso la teoría de que siempre compitió para los rojos, pero en carreras organizadas por distintas facciones. Y en 2010, Peter Struck, profesor en la Universidad de Pennsylvania, aseguró que Diocles es el deportista que más dinero ganó en la historia; sus 35.863.120 sestercios actualmente equivaldrían a 15 mil millones de dólares. En los últimos siglos, el más ganador fue Tiger Woods, que “apenas“ supera los mil millones. ¿Más? En 2004, el escritor Jesús Maeso de la Torre publicó El auriga de Hispania, novela histórica con Diocles como personaje central

El mundo hace 1800 años
El siglo II en el que brilló Cayo Apuleyo Diocles forma parte de la Edad Antigua, período que abarca desde la invención de la escritura (alrededor del 3600 a. C.) hasta la caída del Imperio romano (476 d. C.). En aquellos tiempos, el Imperio romano acumulaba cinco siglos como centro del poder gracias a sus sanguinarias políticas de conquista. En el año 106, por ejemplo, 500 mil dacios fueron asesinados o esclavizados por oponerse a su dominio. Fue la era de los “cinco buenos emperadores“ que fortificaron a Roma, entre ellos Adriano (imagen) y Marco Aurelio, quien escribió Meditaciones, texto en el que repasó los aprendizajes que acumuló en su vida, no tan lejanos a los nuestros. Fue el siglo en el que comenzó a producirse jabón masivamente y en el que los mayas ganaron territorio en América.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4444 (MARZO DE 2014)

28 de agosto de 2014

La crisis del siglo III

Este cuadro sinóptico se lo robamos a Daniel Gómez Valle
Entre los años 235 y 284, el Imperio Romano, que era entonces el más poderoso del planeta, vivió un período de numerosos problemas, emperadores asesinados, aumento de la pobreza en el pueblo, luchas internas y enfrentamientos contra pueblos vecinos. A eso, en la actualidad, se le llama la crisis del siglo III.

¿Por qué? Es sencillo: es “la” crisis porque fue muy fuerte y ocurrió en el territorio más poderoso. Y es “del siglo III” no sólo porque abarca años que pertenecen a ese siglo, también porque es uno de los hechos principales (o tal vez el hecho principal) de ese siglo.

La crisis del siglo III comenzó con la muerte del emperador Alejandro Severo (235) y terminó con la asunción del emperador Diocleciano (284).

11 de agosto de 2014

Lo malo de ser emperador (235-285)

El asesinato de Calígula, pintura de Lawrence Alma-Tadema (1871)
Cuando pensamos en el Imperio Romano, y en los imperios en general, imaginamos que, si hubiéramos vivido en esa época, lo mejor hubiera sido ser emperador: lujos, poder de decisión, buena vida.

Sin embargo, ser emperador tenía algo malo: casi siempre te mataban. Por luchas contra otros pueblos, por revueltas internas, por traiciones de la nobleza, por lo que fuera, te terminaban liquidando. Por ejemplo, de los treinta emperadores que gobernaron el Imperio Romano entre los años 235 y 285, sólo uno tuvo una muerte natural, de viejito, en paz. A los otros 29 los asesinaron.

Así que yo no sé qué hubiera preferido. Si una vida rodeada de lujos y poder, pero con el temor permanente de ser asesinado, con la traición en la espalda, viviendo y sobreviviendo; o existir como un campesino, sufriendo contra la opresión de los poderosos, luchando contra esa opresión, a veces pasando hambre, pero morir tranquilo y acariciado por los que me quieren a los 70 años.

En realidad, sí sé lo que hubiera preferido.

9 de agosto de 2014

Maximino, el emperador gigante (235-238)

Maximino el Tracio nació (en una región llamada Tracia) en el año 173. Fue proclamado emperador del Imperio Romano en una época en que la guardia pretoriana (militares de alto rango, la mayoría nacidos en otras regiones) ponía y sacaba emperadores a su voluntad.

Decimos “emperador del Imperio Romano” y no “de Roma” porque el Imperio era tan grande que Maximino ni siquiera conoció Roma: gobernó desde otras regiones.

Lo que destacó a Maximino fue que sufría una enfermedad llamada gigantismo, que genera el crecimiento desmedido del cuerpo. Por eso, Maximino se convirtió en el líder más alto de la historia universal: llegó a medir 2,59 metros.

Gobernó solamente entre 235 y 238. A los senadores no les caía bien por su origen empobrecido (era hijo de campesinos). Y a la nobleza tampoco, porque les aumentó los impuestos para financiar al ejército.

El Senado nombró a otros emperadores (Gordiano I, Pupieno, Balbino), pero Maximino los enfrentó y resistió hasta que, viendo que no tenían escapatoria, sus propios soldados lo traicionaron, lo asesinaron y entregaron su cuerpo al Senado.

3 de agosto de 2014

Estatua de Marco Aurelio (176)

La estatua de Marco Aurelio es una de las principales esculturas existentes realizadas en la Edad Antigua. Es de bronce. Marco Aurelio fue emperador de Roma entre los años 161 y 180.

Dos datos interesantes:

*No quedan estatuas hechas de bronce en honor a emperadores anteriores porque, como no eran cristianos, la Iglesia obligaba a destruirlas para crear monedas. La de Marco Aurelio sobrevivió porque se pensaba que en realidad era de Constantino, que sí era cristiano.

*En la estatua, la mano derecha de Marco Aurelio está extendida. Algunos historiadores afirman que es porque la obra estaba completada por hombre tirado en el suelo: un enemigo de los pueblos europeos contra los que luchaba Roma en aquellos años. Así, el emperador mostraba su piedad.

24 de julio de 2014

Nerón (37-68)

Agripina proclama emperador a Nerón. Qué vieja injusta.
Nerón fue un emperador de Roma conocido, entre los ignorantes como yo, por haber prendido fuego la ciudad. Se lo usa como ejemplo de los gobernantes desquiciados y crueles. Veamos si todo esto es verdad.

Fue proclamado emperador en el año 54, tras la muerte de su padre adoptivo, Claudio, que habría sido asesinado por su esposa Agripina la menor. O sea, la mamá de Nerón. Linda manera de empezar. A los 14 años comenzó a asistir al Senado (sitio donde se dictaban las leyes) y a los 16 se convirtió en emperador.

Igual, los primeros años de Nerón en el poder fueron bastante correctos. Construyó teatros y mejoró las relaciones con Grecia y también con la región de Partia, lo que evitaba entrar en guerra. Prometió no entrometerse en las decisiones del Senado (algo que al final no cumplió) e impulsó varias leyes favorables a los plebeyos. Algunos historiadores creen que sus buenas decisiones tuvieron que ver con la ayuda que le daba su consejero Séneca.

Pero los problemas aparecieron claro. Agripina quería participar de las principales decisiones (¡para algo quiso que su hijo fuera emperador!). Además, Nerón empezó a engañar a su esposa Octavia con Claudia Actea, una esclava que había sido liberada. Eso a Agripina tampoco le gustó y quiso obligar a Nerón a dejarla. Nerón se opuso y comenzó un duro enfrentamiento.

Agripina intentó que otro de sus hijos, Británico, tomara el poder cuando fuera mayor de edad, pero un día antes, murió: Nerón lo habría envenenado con vino.

En el año 58, Nerón sumó una nueva amante, Popea Sabina. Un año después, ordenó el asesinato de su madre Agripina, que representaba un peligro para él. Y cuando Séneca se alejó del emperador tras ser acusado de enriquecerse con dinero del imperio, las cosas terminaron de irse al diablo.

Nerón se divorció de Octavia. Eso disminuyó su popularidad entre la clase alta, entonces la hizo volver... y ordenó su ejecución. Luego siguió asesinando a todos los que podían quitarle el trono de emperador: Palas, Rubelio Plauto, Fausto Sila y algunos más.

En el año 64 sucede el famoso incendio de Roma, que destruyó casi el 15% de la ciudad. No está claro que pasó. Hay tres versiones distintas:

1) Fue un incendio casual, que nadie quiso generar. Nerón, que estaba lejos de Roma, volvió lo antes posible, abrió las puertas del palacio para que entraran los que habían quedado sin hogar y gastó parte de la fortuna del imperio para ayudar a los que lo sufrieron.

2) Fue un incendio casual, que nadie quiso generar. Nerón, que estaba en Roma, se quedó tocando la lira (un instrumento musical) con alguna amante mientras la ciudad se iba destruyendo. Y, cuando el pueblo se enojó por su inacción, culpó a los cristianos (en ese momento ser cristiano era ilegal) de haber generado el incendio.

3) Nerón ordenó el incendio porque la ciudad no le gustaba y quería reconstruir Roma a su voluntad. Le echó la culpa a los cristianos para que nadie sospechara.

Acá es donde se decide qué fue Nerón. Si la historia 3 fuera cierta, un desquiciado cruel. La 2 lo deja muy mal parado, también. Si la 1 fuera la cierta, ya empezaríamos a detestarlo un poco menos.  

La cuestión es que el incendio dejó a Roma empobrecida y triste, y hubo una conspiración real para derrocarlo en el año 65, en la cual participó el sobrino de Séneca. Nerón mató a todos los conspiradores y Séneca se suicidó.

Finalmente, en el año 68, el Senado determinó que Nerón estaba gobernando mal y nombró como nuevo emperador a un tal Galba. Nerón le pidió a un soldado que lo matara para no ser apresado. No tuvo hijos. En Roma, comenzó una guerra civil que la llevaría a tener cuatro emperadores en un año.

¿Conclusiones? ¡Qué difícil! El Senado, conformado por la clase alta, parece responsable de proclamar emperador a un chico de 16 años, de intentar manipularlo (como a todos los emperadores), de limitar sus decisiones a favor de los plebeyos y de, una vez que ya no le servía, tirarlo a la basura.

Ni se me ocurriría defender a Nerón, eh. Pero, después de leer un poco más, me entraron algunas dudas sobre qué puesto ocuparía en el ranking de los malvados de la historia. ¡Ah! Para algunos cristianos, Nerón fue el mismísimo Anticristo. Yo hasta tanto no llego.

16 de julio de 2014

Yo estuve en el Coliseo romano

Por Luz Panizzi, actriz y estudiante de Letras

Me acuerdo de que lo primero que me asombró fue lo inmenso. El Coliseo es gigante. Gigante y hermoso, pero más gigante, como en las fotos.

Me acuerdo de que lo segundo que me asombró (y no por eso menos importante, al contrario) fue que en ese lugar gigante y hermoso lo que se hacía es bastante lejano a algo hermoso: matar gente.

El suelo, sobre el cual uno de los gladiadores perdía la lucha (en el Coliseo se batían a duelo) ya no existe más. Pero con el tiempo, los hombres reconstruyeron casi la mitad para que podamos imaginarlo mejor.

Entonces, cuando vas podés ver: el escenario (un poco menos de la mitad y reconstruído), los subsuelos y las inmensas tribunas, donde todos los espectadores ocupaban su lugar y disfrutaban el espectáculo. Sí, en ese momento, ver cómo dos hombres luchaban hasta que uno moría era un espectáculo. Pero ojo, el lugar no se podía elegir. Lo elegía tu clase social. Si eras esclavo, en el sector de los esclavos. Si eras parte del clero, en el prestigioso sector del clero, bien cerca del señor Emperador.

Me acuerdo, ahora, de que lo tercero que me asombró fue que todos saliéramos vivos. Por suerte, las miles de personas que pisamos el Coliseo y yo, no sólo no hizo falta que nos batiéramos a duelo, sino que pudimos sacar fotos, recorrer y después irnos a tomar un licuado.

Eso sí: durante todo el paseo estuve pensando y tratando de imaginar a las personas que entraron alguna vez y no pudieron salir. También, por miedo a equivocarme de lugar, preferí no sentarme en ningún lado.

12 de julio de 2014

El emperador Claudio (41-54)

¿Por qué Claudio merece un post y otros emperadores de Roma no? Porque su historia nos gustó mucho. Así de subjetiva es la respuesta.

Escuchen: fue sobrino de Calígula (emperador de Roma entre los años 37 y 41), al que el ejército romano (llamado guardia pretoriana) no sólo asesinó, sino que mató a todos sus familiares también. A todos no: dejó vivo a su sobrino Claudio porque lo creían un tonto, entonces podrían nombrarlo emperador de modo "legítimo" (porque era heredero de Calígula) y manejarlo como quisieran.

Claudio (nacido en el año 10 a.C.) era rengo y tartamudo. Y tímido. Y se enfermaba mucho. Y demostraba su miedo. Hasta su mamá le decía que era un monstruo y sus familiares sentían vergüenza de él. Pero, cuando llegó al poder, Claudio la rompió.

Si bien hizo cosas despreciables, como invadir Britania, Claudio se preocupó mucho por el bienestar de los romanos y por la justicia: estudiaba las leyes en detalle, participaba de los juicios y todo el tiempo proponía alguna ley nueva. Mostró rápidamente que tenía mucha más inteligencia que todos sus familiares juntos. Y, bajo su mandato, en el imperio las personas mejoraron un poco sus vidas.

Pero lo que hizo mal Claudio fue elegir esposa. Primero se casó con Mesalina, que lo maltrataba y mantenía relaciones sexuales con soldados y gladiadores. Se dice que llegó a estar con más de cien hombres en una noche, mientras el emperador estaba de viaje. Hasta se casó en secreto con otro e intentó tomar el poder con él, pero Claudio se enteró y la guardia pretoriana asesinó a Mesalina.

Su última esposa fue peor: Agripina, a quien la mayoría de los historiadores culpan de haberlo envenenado en el año 54 para que el siguiente emperador fuera Nerón (adoptado por Claudio), y no los otros hijos que Claudio había tenido.

La verdad, Claudito, qué mala puntería tuviste con las mujeres.

7 de julio de 2014

Literatura en Roma (siglo III a.C. - siglo I a.C.)

En los siglos que pasaron entre su fundación (753 a.C.) y el siglo III a.C., Roma no tuvo literatura propia: se leían obras de otras regiones. En el año 240 a.C. se representó por primera vez una obra de teatro griega en el idioma de los romanos: el latín. A partir de entonces comenzaron a escribirse obras en Roma, especialmente comedias, género en el que se destacaron los autores Plauto y Terencio.

Otros escritores que alcanzaron popularidad fueron Lucrecio, Ausonio, Germánico y Manilio, en lo que se denominó poesía didáctica, que tenía que servir para que los romanos aprendieran a disfrutar de la cultura.

En el género épico, el escritor principal fue Ennio (239-169 a.C.), que creó los Annales (donde contó la historia de Roma) y Saturae. También lograron prestigio Nevio y Lucano.

La lírica (poesía) se inició en el siglo II a.C. con Lutacio Cátulo (de quien se conserva toda su producción literaria) y sus epigramas eróticos. Otros autores destacados fueron Helvio Cina (escribió Zmyrna), Valerio Catón (Lydia y Dyctinna), Licino Calvo, Cornificio, Furio Bibáculo y Terencio.

El primer historiador romano que escribió sin limitarse a enumerar hechos fue Salustio Crispo (86-35 a.C.), autor de La conjura de Catilina y La guerra de Yugurta.

El emperador Julio César escribió un diario de guerra, Comentarios sobre la guerra de las Galias.

Ya en el siglo I a.C. aparecieron Virgilio (escribió Bucólicas, Georgicas y La Eneida), Horacio Flaco (Sátiras y Epístolas), Ovidio (Metamorfosis) y Tito Livio (Ab urbe condita).

2 de julio de 2014

Lucio Cornelio Sila (138 - 78 a.C.)

En este blog, a veces dudamos y nos preguntamos si es necesario escribir textos sobre personas que nos resultan desagradables e injustas. Y la respuesta, siempre, es sí: es necesario escribir textos sobre tipos como Lucio Cornelio Sila para dejar claro que los detestamos, que repugnamos lo que hicieron, que nos oponemos a quienes actúan como él.

Lucio Cornelio Sila fue uno de los tantos que se obsesionó con gobernar Roma en la Edad Antigua, pero él lo hizo con los métodos más escabrosos y crueles. Nombrado cónsul en el año 88 a.C, en su lucha por lograr más poder ordenó a sus soldados que asesinaran a todo el que se le opusiera, e hizo públicos los nombres de los que alguna vez no lo apoyaron. Hasta juntó a 6.000 romanos que no pensaban como él y, mientras se burlaba de ellos, los torturó. Terminó acuchillándolos a todos.

Un injusto como él acumuló poder y, ya en el año 81 a.C., era dueño del Imperio Romano. Creó una verdadera dictadura en la que le quitó a los plebeyos muchos de los derechos que habían conseguido y controló todas las herramientas del Estado para que nadie pudiera oponérsele.

Fueron años tristes y sangrientos para Roma, como pocas veces. En el año 79 a.C., una vez que aplicó las reformas que se le antojaron y que asesinó a cuantos quiso, Sila abandonó el poder para vivir sin presiones. La justicia poética llegó, porque disfrutó poco tiempo de su masacre y murió por enfermedad un año después.

18 de junio de 2014

Vestales (siglo I - siglo IV)

Durante el Imperio Romano, más precisamente entre los siglos I y IV, las mujeres podían acceder a pocos cargos importantes: emperatriz (esposa del emperador) y... no se me ocurre ninguno más. Con suerte, poetisa: tenías que ser una escritora brillante y vivir en alguna época donde el arte no estuviera prohibido para las mujeres.

Uno de esos cargos relevantes lo aprendí hace poco: podías ser vestal. ¿Qué eran las vestales? Sacerdotisas que estaban "consagradas" a la diosa del hogar de los romanos, llamada Vesta. Ser consagradas significaba que eran las encargadas de cumplir y hacer cumplir todos los rituales que la religión exigía para satisfacer a Vesta. El más importante, mantener encendido el fuego sagrado del templo.

Las vestales eran varias (de dos a seis, según la época). Tenían que ser de padres prestigiosos y no haber tenido relaciones sexuales. Las elegía el emperador y duraban treinta años en el cargo. Si el fuego del templo se les apagaba, eran brutalmente golpeadas por miembros del ejército romano.

En el año 394, cuando la fe en los dioses romanos perdió fuerza y el cristianismo se impuso, el emperador Teodosio decretó el fin de la veneración a Vesta y, por tanto, de la ocupación de las vestales.

12 de junio de 2014

Los hermanos Graco (133 a.C. -121 a.C.)

Los hermanos Graco son un ejemplo de dos verdades. La primera es que desde el poder se pueden tomar decisiones justas. La segunda es que, si el mundo funciona tan mal, es porque cada vez que alguien toma decisiones justas, otro más poderoso lo destruye con fines personales o de clase.

Tiberio Graco fue elegido tribuno (representante de la clase oprimida en el Senado) en el año 133 a.C. e impulsó, entre muchas otras cosas, una ley agraria que limitaba las injusticias contra los plebeyos (la clase oprimida del Imperio Romano). Redistribuyó las tierras y sacó de la pobreza a una buena parte de la población. Apenas un año después, fue asesinado nada menos que en el mismo Senado, cuando estaba por ser reelecto.

Los patricios (clase dominante y opresora) consiguieron frenar así los justos reclamos plebeyos, hasta que en 123 a.C. Cayo Graco, hermano de Tiberio, fue electo tribuno. Esta vez, los plebeyos fueron más cuidadosos para protegerlo de posibles atentados, y Cayo continuó y profundizó las reformas de su hermano. Propuso la concesión de la ciudadanía romana a los latinos e instauró un nuevo principio político: el de la soberanía popular. Pero el Imperio Romano tenía mucho poder y mucha crueldad: Cayo fue asesinado en 121 a.C.

Aunque la lucha de los plebeyos continuó (y continúa hasta nuestros días, pero entre trabajadores y patrones/empresarios), el Imperio Romano marcó el nefasto mensaje de que luchar contra el poder es peligroso y puede tener consecuencias. Pero, ¿saben qué? No luchar contra el poder es mucho, muchísimo peor.

Tiberio y Cayo, seguimos luchando para honrar su memoria.

25 de mayo de 2014

Guerra social (91 – 88 a.C.)

También conocida como Guerra de los aliados, fue un conflicto entre la República romana y las ciudades cercanas que eran aliadas de Roma.

Comenzó a generarse en 95 a.C, cuando en Roma se sancionó una ley contra los aliados que tuvieran ilegalmente ciudadanía romana (ser ciudadano romano generaba beneficios en las personas).

En el 92 a.C, los plebeyos romanos decidieron apoyar la lucha de las ciudades aliadas. En asamblea popular, sancionaron leyes a su favor que a la nobleza romana no le gustaron ni un poco, entonces mandó a asesinar a Marco Livio Druso, tribuno (o sea, que dirigía la asamblea) que había impulsado esas leyes.

Picenos, lucanos, marsos, samnitas, apulios, etruscos y umbros se declararon independiente y fundaron una república llamada Italia.

Comenzó una serie de batallas en toda la región. Los romanos comenzaron perdiendo pero poco a poco recuperaron parte del control. Cuando parecía que la guerra iba a extenderse durante mucho tiempo, concedieron a los “italianos” su principal exigencia (ciudadanía romana para todos los habitantes de las ciudades aliadas) y el conflicto llegó a su fin.