10 de marzo de 2011

China (1-589)

¡Grande, Bigote! Retrato del emperador Liu Bei (221-223)
En el año 18, una inundación generó miseria en el pueblo, y de esa miseria surgió el movimiento campesino de los Cejas Rojas. Una verdadera revolución contra la clase dominante que finalizó al ser derrocado el emperador Wang Mang.

Con Kuang-Wu-Ti (25-57) subió al trono una rama oriental de la Dinastía Han, que gobernó durante el nuevo florecimiento del imperio chino. A finales del siglo I, los Han vencieron a los hunos y a los Yue-Chi (liderados por Kanishka, dominaban la India y querían extenderse), e incorporaron nuevos territorios al imperio.

Estos contactos sirvieron con otros pueblos sirvieron para introducir en China al budismo. La primera referencia sobre el budismo en China es del año 65. Tuvo éxito porque respondía a necesidades espirituales propias del pueblo chino; y aceptaba ciertos compromisos, como el confucianismo y el taoísmo lo habían hecho antes.

El siglo II fue una porquería para los chinos: demasiado interés individual para llegar al trono, oscuridad y poco progreso para el pueblo. Las luchas internas en la corte del rey y un gran levantamiento campesino en el norte de China, el de los llamados Gorros Rojos, pusieron fin a la Dinastía Han.

Entre los años 220 y 265 dominó la Dinastía Wei, que se impuso a los reinos de Shu y Wu. Se inició un período de descomposición (perdió territorios) que duró hasta la Dinastía Tsin Occidental (265-316). Aunque Sima Jian reunificó China al iniciar su gobierno, no pudo impedir la presencia de los llamados bárbaros en tierras del imperio.

En el año 311, un hombre llamado Lien-Tsong se apoderó de Loyang (capital del imperio) y mató al emperador, iniciando un período de caos político que duraría tres siglos.

La dinastía de los Tsin orientales, liderada por él, se mantuvo en el poder hasta el año 420 porque escapó de los hunos instalando su capital en otra ciudad, Nankín.

Más allá de esa huida, entre los años 316 y 589 fueron seis dinastías las que se sucedieron en el dominio del sur de China, hasta que Yang Chien (primer emperador de la Dinastía Sui) también conquistó el norte y volvió a unificar al territorio.

Un dato más: se calcula que, a mediados del siglo V, el 90% de los chinos profesaba el budismo.

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