31 de octubre de 2015

Baby’s Toilet (1905)

Baby's Toilet es una película estrenada en 1905 y dirigida por el inglés Cecil Hepworth. Dura 3 minutos.

Muestra una “escena doméstica”, como se cataloga a las filmaciones de este tipo, en la que una mujer baña, pesa (es la mejor parte) y viste a un bebé.


30 de octubre de 2015

The Impossible Voyage (El viaje imposible) [1904]

The Impossible Voyage (El viaje imposible) es una película estrenada en 1904 y dirigida por el francés Georges Melies. Dura 20 minutos.

Tiene un estilo similar a Viaje a la Luna: científicos planean viajar alrededor del mundo y lo intentan de tres formas (incluye un tren volador).

Brillante escenografía y buenos efectos especiales. Zarpado cuando atraviesan el sol. Destacan que es de las primeras películas largas y con historia compleja. Igual, hay que verla sólo para hacerse el copado.


29 de octubre de 2015

Buy your own cherries (1904)

Buy your own cherries es una película estrenada en 1904 y dirigida por el inglés Robert Paul. Dura 5 minutos.

Se supone que es la historia de una familia afectada por el alcoholismo, pero entre lo mal que se ve y la música molesta, no pude sentirla. Otra vez será.


28 de octubre de 2015

Alicia en el País de las Maravillas (película de 1903)

Alicia en el País de las Maravillas es una película estrenada en el año 1903, dirigida por el inglés Cecil Hepworth. Está basada en un libro de Lewis Carroll. Dura 9 minutos.

Es una versión bien fumada. Sirve sólo para ver qué onda, como curiosidad, pero resulta medio insoportable. Lo más grosso es el tipo disfrazado de conejo.


27 de octubre de 2015

Asalto y robo de un tren (1903)

Asalto y robo de un tren es una película estrenada en 1903 y dirigida por el estadounidense Edwin Porter. Dura 11 minutos.

Precursor del western (esas películas de pistoleros del "lejano oeste"), el film innova con distintas tomas. Muestra un importante robo a un tren, el escape de los ladrones y su posterior persecución.

Lo grosso: la actuación del primer tipo que muere y cómo tiran a otro desde arriba del tren.


26 de octubre de 2015

Viaje a la Luna (1902)

Viaje a la Luna es una película estrenada en 1902 y dirigida por el francés Georges Melies. Dura 13 minutos.

Se trata de un grupo de astrónomos que intenta viajar a la Luna. Allí encuentran seres con los que tendrán serios problemas.

Comentario de Gloria Cerrillos, ama de casa, investigadora psicosocial e integrante de la Biblioteca Popular Julio Cortázar:

Lo poco que se es que Melies era muy creativo y que se fabricó una especie de invernadero, así trabajaba con luz natural. No recuerdo en qué circunstancias se preservó esta copia, lo cierto es que Melies se retiró de su trabajo creativo tras la gran depresión que le produjo el incendio de su invernadero.



25 de octubre de 2015

Historia del cine (1901-1920)

1902: Viaje a la Luna
1903: Asalto y Robo de un tren
1903: Alicia en el País de las Maravillas
1904: Buy your own cherries
1904: The Imposible Voyage
1905: Baby’s toilet
1905: The night before Christmas
1906: Dream of rarebit fiend
1906: Humorous phases of funny faces
1907: Veinte mil leguas de viaje submarino
1907: Ben Hur
1908: Fantasmagorie
1908: Those awful hats (Esos horribles sombreros)
1909: Neron, the fall of Rome
1909: Sueño de una noche de verano
1909: La Revolución de Mayo
1910: La Princesa Tarakanova
1911: The Lonedale operator (La operadora de Lonedale)
1912: La venganza del cámara de cine
1913: The House of Darkness
1914: Carlitos periodista
1914: La pícara primavera
1914: Carlitos árbitro
1914: Cruel, Cruel Love
1914: Falso Dentista (Laughing Gas)
1915: Carlitos en el parque
1915: El nuevo trabajo de Fatty
1915: A Fool There Was
1915: The Birth of a Nation (El nacimiento de una nación)
1916: Carlitos vigilante
1916: The Danger Girl
1916: El valle de la decisión
1917: Carlitos inmigrante
1918: Una vida de perros
1918: Tarzán de los monos
1919: Un día de placer
1919: Al Sol
1920: El gabinete del Dr. Caligari

24 de octubre de 2015

Literatura universal (1901-1920)

1901: Las tres hermanas (Antón Chéjov)
1901: Psicopatología de la vida cotidiana (Sigmund Freud)
1901: Kim (Rudyard Kipling)
1902: El problema de las causas finales (Sully Prudhomme)
1902: Amor y pedagogía (Miguel de Unamuno)
1903: Tristan (Thomas Mann)
1904: Descripción de una lucha (Franz Kafka)
1905: El faro del fin del mundo (Julio Verne)
1905: La ética protestante y el espíritu del capitalismo (Max Weber)
1907: Niebla (Miguel de Unamuno)
1907: Las once mil vergas (Guillaume Apollinaire)
1908: El hombre que fue jueves (G. Chesterton)
1908: Una habitación con vistas (E. M. Foster)
1908: Cantares (Antonio Machado)
1909: Zalacaín el aventurero (Pío Baroja)
1909: El fantasma de la ópera (Gastón Leroux)
1909: El terror en Rusia (Piotr Kropotkin)
1910: A.M.D.G. (Ramón Pérez de Ayala)
1912: Campos de Castilla (Antonio Machado)
1912: Los problemas de la filosofía (Bertrand Russell)
1912: Contemplación (Franz Kafka)
1912: La muerte en Venecia (Thomas Mann)
1912: Del sentimiento trágico de la vida (Miguel de Unamuno)
1913: Por el camino de Swann (Marcel Proust)
1913: En busca del tiempo perdido (Marcel Proust)
1914: Platero y yo (Juan Ramón Jiménez)
1915: El proceso (Franz Kafka)
1915: La metamorfosis (Franz Kafka)
1915: En paz (Amado Nervo)
1916: Introducción al psicoanálisis (Sigmund Freud)
1917: Los bajos fondos (Máximo Gorki)
1918: Cuentos de amor, de locura y de muerte (Horacio Quiroga)
1918: El árbol del bien y del mal (Medardo Ángel Silva)
1918: El caballero Carmelo (Abraham Valdelomar)
1919: Demian (Hermann Hesse)
1919: El cuaderno gris (Joseph Pla)
1919: Un médico rural (Franz Kafka)
1920: El maleficio de la mariposa (Federico García Lorca)
1920: El misterioso caso de Styles (Agata Christie)
1920: Entrevisiones de Bengala (Rabindranath Tagore)
1920: El cementerio marino (Paul Valery)

23 de octubre de 2015

Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)

Por Leandro Ramos, escritor y profesor de literatura

Como tengo los ligamentos de la rodilla rotos y no tengo idea de cuándo me voy a recuperar, me consuela leer historias de tipos que la pasaron peor que yo.

Éste es Antoine de Saint-Exupéry, un escritor y piloto francés que nació en 1900 y desapareció misteriosamente en 1944 de la forma más literaria que se le ocurrió. Ya estaba viejo y había sufrido varios accidentes cuando realizó su último vuelo de reconocimiento, del cual nunca regresó.

Aparte de la conmovedora obra El principito tuve la paciencia de leer Vuelo nocturno, una novela que presagia de alguna forma su propia muerte, ya que el protagonista, Fabien, se pierde en una tormenta en la Patagonia.

Antoine de Saint-Exupéry escribía siempre desde sus experiencias; y de su vida uno aprende que en la adversidad se forjan los espíritus más nobles.

Al final, qué bueno es haberme roto la rodilla: no sólo podré escribir la historia algún día sino que también me va a hacer mejor persona.

22 de octubre de 2015

A kiss in the tunnel (Un beso en el túnel) [1899]

A kiss in the tunnel (Un beso en el túnel) es una película producida por el inglés George Smith en el año 1899.

Muestra la escena de un hombre y una mujer sobre un tren, momentos antes de besarse. Dura 74 segundos.


21 de octubre de 2015

Horses loading for Klondike (1897)

Horses loading for Klondike es una película producida por el estadounidense Thomas Alva Edison.

Muestra la descarga de unas cajas (¿con caballos?) en algo parecido a un puerto. Como verán, no entendí nada. Dura 27 segundos.


Drácula (Bram Stoker) [1897]

Drácula es una novela escrita por el irlandés Bram Stoker en el año 1897.

Comentario de Lucía Ocampo

El libro esta dividido en los diarios de los los protagonistas, vas viendo el punto de vista de cada uno de ellos. La primera parte es el diario de Jonathan, que es prisionero de Drácula, y pasan muchas cosas interesantes, entretenidas, emocionantes...

Después, con los diarios de Mina o Lucy, se va diluyendo esa emoción y se torna un poco aburrido. Pero más adelante se vuelve atrapante otra vez.

A mí particularmente me gustó mucho, y terminó con esa idea que tenía acerca de que la historia de Drácula es una historia de amor. ¡Falacias! Era un hombre diabólico al que le gustaba la sangre, nada más alejado de una historia de amor. Muy bueno, es recomendable.

Comentario de Carla Boglione

Lo encontré en un departamento de la costa, alguien lo dejó ahí. Al principio estaba bueno, bastante atrapante, después se tornó pesadito y medio aburrido, adelanté partes sin leer para ver qué pasaba y al final desistí y lo dejé a la mitad. Esa fue mi historia con ese libro.

20 de octubre de 2015

Blackfriars Bridge (El puente Blackfriars) [1896]

Blackfriars Bridge (El puente Blackfriars) es una película producida por el inglés Robert Paul en el año 1896.

Es una filmación fija de las actividades que se realizan sobre un puente. Dura 38 segundos.


Arrival of a Train at la Ciotat (Llegada del tren a la ciudad) [1896]

Arrival of a Train at la Ciotat (Llegada del tren a la ciudad) es una película producida por los hermanos franceses Auguste y Louis Lumiere en el año 1895.

Muestra, claro, el arribo de un tren a la ciudad durante 50 segundos.


19 de octubre de 2015

La salida de los obreros de la fábrica Lumiere [1895]

La salida de los obreros de la fábrica Lumiere es una película producida por el francés Louis Lumiere en el año 1895. Dura 50 segundos.

Es, quizá, la cinta más famosa del siglo XIX, ya que, pese a que existieron filmaciones previas, es considerada la que da inicio a a la historia del cine.


El libro de la selva (Rudyard Kipling) [1894]

Comentario de Gisela Martínez

El Libro de la selva (o 'Libro de las tierras vírgenes', como yo lo conocí) me tuvo encantada por varios motivos.

El primero fue que no era un cuento solamente para niños como yo creía. Es un relato de aventuras bellamente escritas con ese tono épico de Kipling, y de descubrimiento de identidad comunitaria e individual al compás de los años vividos en el cuento.

En el relato principal (la historia de Mowgli), el rey de la selva no es el león sino que está representado por un animal de otra sabiduría; y las escenas bélicas son dignas de una película de hoy, como el capítulo de 'los perros jaros', un pueblo muy sanguinario.

Por supuesto, la mejor parte, para mí, fue contar el cuento a los niños/as, parte por parte, en educación no formal.

Comentario de Nicolás Cardinale, quien desde el más humilde espacio contribuyó desde el diseño en los inicios de la Historia Universal para Principiantes

El libro de las tierras vírgenes, mal llamado El Libro de la selva (Disney) es un hermoso libro que narra las correrías de Mowgli, el cachorro humano que crece en la selva al cuidado de una manada de lobos.

Este libro es el que da el marco simbólico (toda la mística propia) a la rama Lobatos de los Scouts de Argentina y del mundo.

Es un libro rico que se utiliza en el Scoutismo para la progresión y educación de los Lobatos (scouts de 7 a 10 años). Por ejemplo, Bagheera, la pantera, es la que se encarga de enseñar a los lobatos a defenderse en la selva. Y Baloo, el oso, enseña la Ley de la Selva a los lobatos para que estos puedan manejarse dentro de una comunidad.

18 de octubre de 2015

Annie Oakley (1894)

Annie Oakley es una película estadounidense filmada en el año 1894. Dura 23 segundos.

En ella, la mejor tiradora con arma de fuego del universo demuestra su talento.


El continente misterioso (Emilio Salgari) [1894]

Por Leandro Ramos, escritor y profesor de literatura

A los doce años no me preocupaba mucho por el imperialismo, la injusticia y el racismo. Por eso disfruté muchísimo la lectura de El continente misterioso, de Emilio Salgari, un escritor italiano al que tampoco le preocupaban mucho estas cosas.

Salgari nos cuenta en esta obra una típica aventura de conquistadores ambientada en el corazón del desierto de Australia. De esta novela recuerdo tan bien la escena en que los nativos asaban un canguro enterrándolo y haciendo una fogata sobre su cuerpo, como el momento en que enseñaban el método para cazar aves con boomerangs.

Sin preocuparse por la intolerancia de los occidentales hacia los nativos de África y Oceanía, Salgari murió padeciendo dificultades económicas, producto de la ambición y la intolerancia de quienes editaban sus libros.

17 de octubre de 2015

Blacksmith scene (1893)

Blacksmith scene (La escena de Blacksmith) es una película estadounidense realizada en el año 1893. Dura 29 segundos.

En ella aparecen tres herreros trabajando y bebiendo. Es una de las filmaciones más antiguas.


16 de octubre de 2015

Pauvre Pierrot! (1892)

Pauvre Pierrot! (significa ¡Pobre Pierrot!) es una película de animación realizada en Francia en el año 1892. Dura 5 minutos.

Cuenta la historia de dos hombres que intentan conquistar a una dama, uno de ellos es un mimo llamado Pierrot. ¡Y está buena! Es un documento histórico sorprendente. ¡Mírenla!

15 de octubre de 2015

John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973)

Por Leandro Ramos, escritor y profesor de literatura

Un antiguo criterio de los griegos decretaba que todo texto era histórico en tanto el autor pudiera hacer que el lector “viviese” lo que estaba leyendo; nada de documentos, testimonios o pruebas de ningún tipo. Si tal criterio tuviera vigencia en estos tiempos no habría, a mi parecer, nada más histórico que la trilogía “El señor de los anillos”, escrita por John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973).

Así que si me preguntan cuándo y dónde hubiera querido nacer, ya saben mi respuesta: en la Tercera Edad de la Tierra Media, entre Istaris, Enanos, Hobbits, Rohirrims y Elfos.

14 de octubre de 2015

La dama del perrito y otros cuentos (Antón Chéjov) [1892]

La dama del perrito y otros cuentos es una compilación de textos escritos por el ruso Antón Chéjov hasta el año 1892. Tiene 156 páginas.

El libro trae cinco cuentos. La dama del perrito arranca normalito y alcanza un pico altísimo. El que más me gustó es La sala número seis, especialmente los diálogos. Los otros tres (La cerilla sueca, La muerte de un funcionario y El Camaleón) son más cortos y casi anecdóticos.

Crítica social de lo más evidente. Nota mental: leer más de Chéjov en el futuro.

El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde) [1891]

El retrato de Dorian Gray es una novela escrita por el irlandés Oscar Wilde, publicada en el año 1891.

Terminé de leerla hace un rato y me dejó una sensación rara. Un texto largo (220 páginas) que, por momentos, me aburrió. Por varios momentos. Pero tiene algunos capítulos interesantes.

Es una historia de ciencia ficción, porque en ella sucede algo que no tiene explicación científica y resulta decisivo en la obra. Aunque, por momentos, ese suceso es sólo una excusa para que se desplieguen diálogos voluptuosos, sádicos, ingeniosos, existencialistas entre los personajes.

Si tuviera que distinguir por algo a El retrato de Dorian Gray sería, insisto, por los diálogos entre sus personajes, poco creíbles por su sagacidad, pero que te obligan a pensar y a ubicarte a favor o en contra de ellos.

Ah, tengo que contar de qué se trata la historia: un pintor llamado Basilio hace un retrato de un hombre llamado Dorian Gray, por quien está fascinado. Pero un tercero en discordia, Harry, seduce a Dorian con su escandalosa forma de hablar y vivir. Es una obra llena de elementos homosexuales, pero nunca explicitados, ya que, de otro modo, en el siglo XIX no se hubiera podido publicar.

Entonces, ¿hay que leer El retrato de Dorian Gray o no? Y... Si vas a leer sólo 10 o 15 libros en tu vida, no lo leas, pasalo de largo sin culpa. Si leés mucho y tenés tiempo para dedicarle, sí, leelo, mal no está y un poco te va a dejar pensando.

12 de octubre de 2015

Roundhay Garden Scene (1888)

Roundhay Garden Scene (La escena del jardín de Roundhay) es la primera filmación de la historia: muestra personas en un jardín. Dura 2 segundos y fue realizada en Inglaterra.


11 de octubre de 2015

Historia del cine (1888-1900)

1888: Roundhay garden scene
1891: Dickson Greeting
1892: Pauvre Pierrot! (¡Pobre Pierrot!)
1893: Blacksmith scene (La escena de Blacksmith)
1894: Annie Oakley
1895: La salida de los obreros de la fábrica Lumiere
1896: Llegada del tren a la ciudad
1896: Blackfriars bridge
1897: Horses loading for Klondike
1899: A kiss in the tunnel (Un beso en el túnel)

10 de octubre de 2015

Los dos hermanos (Lev Tolstói) [1888]

Los dos hermanos es una recopilación de cuentos escritos por el ruso Lev Tolstói, publicado en el año 1888.

Yo lo leí hace unos quince años y en ese momento escribí este comentario:

"Por momentos cansino, por momentos interesante, Los dos hermanos resalta una faceta muy creyente de Tolstói, casi fatalista, pero con gran sensibilidad narrativa. Se destacan El Zar y la camisa; La vida en el campo y la originalidad de Historia de un caballo".

Seguramente, si lo leyera hoy, que entiendo un poco más el mundo y sé que Tolstói era buena persona, me gustaría mucho más. Así que léanlo, lean todo lo de Tolstói que les pase cerca.

El fantasma de Canterville (Oscar Wilde) [1887]

El fantasma de Canterville es un relato escrito por el irlandés Oscar Wilde en el año 1887.

Comentario de Yésica Maia González:

Leí El fantasma de Canterville en la escuela primaria. Recuerdo que, durante varias semanas, el colegio entero hizo alusión a las obras de Oscar Wilde.

Más que la narración, tengo el recuerdo vívido de estar en el salón de música con mis compañeritos cantando el famoso tema homónimo de León Gieco.

Comentario de Graciela Villarruel:

¡Maravilloso! Tiene tantas facetas que se adapta a cómo lo asimila cada uno.

En principio, me mostró cómo funcionan los prejuicios y también cómo cambia toda nuestra visión, el tener compasión. Parece una palabra sencilla pero para el ego es indescifrable.

Comentario de María Paula Boglione:

¡Es buenísimo! Una crítica a la sociedad inglesa como sólo Wilde podía hacer. No da para comentar más, es corto, léanlo, no los va a defraudar, ja.

9 de octubre de 2015

La muerte de Iván Ilich (Lev Tolstói) [1886]

Por Victoria Estévez

Empiezo por contar que la profesora de literatura en la que más confiaba me tuvo dos meses buscando por todos lados un libro que se llamara La Muerte de Iván el tonto. Son dos libros diferentes, pero parece ser que Ivan Illich también es un tonto. Como obra literaria, comparada a otras de Tolstói, resulta bastante corta, lo que no es malo: se puede leer tranquilamente en un día o en doce, a gusto del consumidor.

Iván Illich es un ser humano, y por ser ser humano, es mortal. Es tan humano que no cuesta representarlo en la figura de algún conocido, familiar o en nosotros mismos. De hecho, el leerlo me hizo sentir más humana.

Si tuviese que elegir títulos alternativos para la historia, estaría entre Vida y muerte de Iván Illich, o La gran mentira de Iván Illich.

Tolstói, al escribir, suele parecer exagerado con los sentimientos, la amargura y desesperación, pero me cuesta un poco admitir que tuve monólogos en mi cabeza que son casi o tan desesperados como los de sus personajes, y lo más probable es que quien lo lea siendo honesto con sí mismo lo sepa también.

Mis capítulos favoritos son el IX y el XII. Todavía recuerdo que, al terminarlo, tenía la piel de gallina.

Como consejo de lectura, si no se tiene ningún conocimiento de francés, está bueno tener un smartphone cerca para buscar algunas frases sueltas que aparecen (nunca tantas como en Rayuela, por ejemplo), que además después se pueden aprovechar para quedar más cosmopolita, canchero y culto al utilizarlas mal en una oración, comme il faut.

El extraño caso del Doctor Jekyll y del Señor Hyde (Robert Louis Stevenson) [1886]

El extraño caso del Doctor Jekyll y del Señor Hyde es una novela escrita por el escocés Robert Louis Stevenson en el año 1886. Tiene alrededor de 125 páginas.

Es difícil leer con avidez una obra de misterio de la que conocemos la resolución de ese misterio. Y yo lo conocía. Sin embargo, Jekyll & Hyde superó mis expectativas.

Stevenson no muere en detalles superfluos, le mete un dinamismo implacable y ni siquiera se permite un final abierto. Me gustó, lo leí en un periquete.

8 de octubre de 2015

Así hablaba Zaratustra (Friedrich Nietzsche) [1885]

Así hablaba Zaratustra es un ensayo filosófico escrito por el alemán Friedrich Nietzsche, publicado en el año 1885.

Dificilísimo, la verdad es que no me gustó. Nietzsche imagina las prédicas de un antiguo profeta relacionándolas con su idea de un hombre que se supere a sí mismo, generando la concepción de superhombre.

Se supone que es genial, pero buena parte de sus propuestas no me gustaron ni ocho cuartos. Me costó mucho terminar sus 290 páginas.

Franz Kafka (1883-1924)

Por Leandro Ramos, escritor y profesor de literatura

Más de chico leía muchas cosas que no llegaba a entender del todo. De grande tampoco entiendo mucho, pero de lo único que no entiendo nada es de Kafka (1883-1824).

Al principio juzgaba su obra como mala, después entendí que en textos como "La madriguera", "El proceso" o "La metamorfosis" lo que busca es exactamente eso: que no se entienda nada.

Como en la vida misma, en los textos de Kafka no se sabe bien de qué se trata todo y en esa incertidumbre se descubre la verdad.

Entendí también que el mundo real en el que vivimos no predomina la economía ni la política, tampoco la religión ni el arte. En este mundo de injusticias, de gente sumisa y prepotente, de estructuras burocráticas interminables, de transportes que pasan por lugares extraños y de criaturas insólitas disfrazadas de personas inseguras, no predomina más que lo kafkiano.

7 de octubre de 2015

La isla del tesoro (Robert Louis Stevenson) [1883]

Por Leandro Ramos, escritor y profesor de literatura

La obra completa es larga y por momentos densa. No dejan de apasionar las curiosas descripciones de la forma de vivir que tenían los piratas, enmarcadas en una típica narración de aventura.

Me gustó porque lo leí cuando tenía mucho tiempo libre, hoy mi juicio sería otro.

6 de octubre de 2015

Los hermanos Karamazov (Fedor Dostoyevski) [1880]

Los hermanos Karamazov es una novela escrita por el ruso Fedor Dostoyevski, publicada en el año 1880.

Comentario de Florencia Tcheichvili:

Dostoyevski, a mi parecer, tiene un modo único e increíble de escribir. Es absolutamente sensible y a la vez está tan perturbado que te genera un millón de sentimientos.

Comentario de Gloria Cerrillos, ama de casa, investigadora psicosocial e integrante de la Biblioteca Popular Julio Cortázar:

En este escritor percibo que sus personajes siempre son sufridos, dolientes, luchadores ante lo adverso y, a medida que vas leyendo a través de sus tragedias, quizás logran salir de la encrucijada, que ante tanto dolor la recompensa parece pequeñísima.

Comentario de Alberto Silvestre, maestro de cocina:

Las obras de Dostoyevski son las más exactas que leí. Es el que más se acerca al pensamiento humano en circunstancias varias.

Un hombre ridículo (Fedor Dostoyevsky) [1880]

Un hombre ridículo es un libro de cuentos escrito por el ruso Fedor Dostoyevsky en el año 1880. Tiene unas 190 páginas.

Visceral, sarcástico, ¿autobiográfico? El mundo de Dostoievsky es tan crudo que asusta verse reflejado en él. Tres cuentos, dos de ellos muy buenos.

Segunda lectura: Un hombre ridículo es una destrucción de las utopías y su revalorización; Era cariñosa y humilde narra el suicidio de una mujer desde la visión de su esposo; y Bobok es ciencia ficción morbosa.

5 de octubre de 2015

La vuelta de Martín Fierro (José Hernández) [1879]

Mi amigo Leandro Ramos ya opinó con lindos argumentos sobre el libro Martín Fierro, publicado en el año 1872.

La vuelta de Martín Fierro es la segunda parte de la obra escrita por el argentino José Hernández. Está escrita en verso, como si distintos personajes estuvieran recitando sus historias.

A mí no me parece la gran cosa, especialmente porque en esta segunda parte, Martín Fierro parece volverse más "bueno", más "legal". Y, según me explicaron, eso es porque Hernández quería influir a los gauchos para que dejaran de rebelarse contra el capitalismo que empezaba a implantarse en la Argentina y fueran obedientes. Eso es injusto.

Por otra parte, hay que reconocer que Hernández rimaba bastante bien. Les dejo un par de versos que me gustaron.

La ley es tela de araña,
en mi inorancia lo explico:
no la tema el hombre rico,
nunca la tema el que mande,
pues la ruempe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.

---

Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas,
mas digo, sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas güenas.

En definitiva, es un libro importante para entender la historia argentina, pero no va a ser el que te cambie la vida ni el que te entretenga un montón en un viaje largo. Chau, Martín Fierro.

4 de octubre de 2015

Monografía sobre "Cartas de un porteño" [1876]

Cartas de un Porteño y el sentimiento antiespañolista en el siglo XIX
por Martín Estévez

Resumen de la hipótesis desarrollada
Tomando como eje la polémica recopilada en Cartas de un Porteño sobre el rol de la Real Academia Española de Letras durante el siglo XIX, en esta monografía se intenta desarrollar una idea cuya hipótesis central es que el rechazo de Juan María Gutiérrez a la membresía en la Real Academia no se trata de una decisión individual, sino que forma parte del amplio desdén que un sector de la sociedad argentina sentía hacia la cultura española.

Introducción
El 4 de enero de 1876, el poeta Juan María Gutiérrez (Buenos Aires, 1809-1878) recibió una carta enviada por el Secretario de la Real Academia Española de Letras en la que se le anoticiaba que había sido honrado con la membresía en esa antigua y prestigiosa institución. Sin embargo, un día después, Gutiérrez rechazó ese nombramiento a través de un texto titulado Carta al Señor Secretario de la Real Academia Española, en el que expone, por momentos sutilmente y por momentos con especificidad feroz, los argumentos de esa negativa. A partir de entonces, comenzó un intercambio de tipo epistolar con el escritor y crítico Juan Martínez Villergas que fue publicado en los periódicos La Libertad y Antón Perulero, en el que comenzaron debatiendo sobre la decisión de Gutiérrez y el rol de la Real Academia Española, y terminaron, casi sin darse cuenta, transformando el debate en un cruce de ataques personales. En este trabajo, sin embargo, enfocaremos en la premisa inicial e intentaremos contextualizar la decisión de Gutiérrez para comprender más profundamente sus motivos.

Un poco de historia
La respuesta de Gutiérrez dista por completo de estar basada en un encono personal o en una mera decisión individual; es en realidad consecuencia de un proceso histórico iniciado mucho tiempo atrás, incluso antes de su nacimiento.

Desde la llegada de los españoles a América, a fines del siglo XV, el territorio que actualmente pertenece a la Argentina cayó bajo dominio español. Durante más de trescientos años, las culturas originarias (primero) y los mulatos, mestizos, criollos, etc. nacidos en el territorio (después) fueron gobernados por emisarios de la corona española. El genocidio perpetrado por los europeos consiguió arrasar con la población original y generar un marco acorde para trasladar e imponer sus pautas culturales; sin embargo, con el paso del tiempo, resultó evidente que el dominio no era completo ni totalmente eficaz, y comenzaron a alzarse voces contra los representantes del rey.

A principios del siglo XIX, la población del entonces llamado Virreinato del Río de la Plata empezó a organizarse para oponerse al poder español, dando inicio a una confrontación que llegaría a su punto cúlmine con la Revolución de Mayo (25 de Mayo de 1810) y, luego, con la Declaración de la Independencia (9 de Julio de 1816). La futura Argentina, así, se rebelaba de modo contundente contra sus opresores.

Entre la población, a partir de aquellos años de lucha, fue alimentándose y creciendo un sentimiento antiespañolista. No solamente como respuesta lógica a la subyugación sufrida en el pasado, sino porque la generación de intelectuales y militares posterior a la que había llevado adelante aquella revolución consideraba que la cultura española era la más rezagada de Europa, el atraso, el freno al progreso; especialmente en comparación con la de Francia: la Revolución Francesa había sido espejo e incentivo al momento de luchar por la independencia, y seguiría siendo, al menos para una parte importante de los intelectuales argentinos, el modelo a seguir durante el resto del siglo XIX.

Entre aquellos que denostaban a la cultura española y admiraban a la cultura francesa, al punto de querer trasladarla en todos los niveles posibles a la idiosincrasia argentina, estaba justamente Juan María Gutiérrez. Gutiérrez, que además de escritor se había desarrollado como estadígrafo, historiador, agrimensor y jurisconsulto, era un respetado representante de aquel grupo que promovía el liberalismo (político, pero especialmente comercial) en el país. Formó parte del Salón Literario organizado en la librería de Marcos Sastre en la que aquellos intelectuales, luego conocidos como “La generación del 37”, desarrollaron, expusieron y debatieron sus opiniones y puntos de vista sobre modelos políticos y culturales. Una vez disuelto el salón, fundó junto a Juan Bautista Alberdi y Esteban Echeverría la Asociación de Mayo, dedicada a estudios históricos.

La generación del 37 y su relación con la cultura española
Algunos de los puntos en los que coincidían aquellos jóvenes que se reunían en la librería de Sastre eran la fascinación por la cultura francesa que había llevado adelante la revolución de 1789, y el desprecio por la cultura española. Los documentos que aquellas reuniones dejaron son elocuentes sobre su posición.

“La España nos hacía dormir en una cuna silenciosa y eterna” , expresó Juan Bautista Alberdi en relación a la imposibilidad de progresar que, según él, se presentaba al ser gobernados por un país culturalmente estancado. “Verdad es que la España entonces era la más atrasada de las naciones europeas y que nosotros, en punto de luces, nos hallábamos, gracias a su paternal gobierno, en peor estado” , se sumaban las palabras de otro prestigioso asistente al salón, Esteban Echeverría, autor de dos obras fundantes de la literatura argentina: La Cautiva y El Matadero.

Más de un siglo después, el escritor y crítico literario Noé Jitrik también hizo hincapié en ese punto: “Los Echeverría, Gutiérrez y Alberdi abominaron en su momento la cultura española tradicional, la consideraron anacrónica e imitada, preconizaron la libertad respecto de las formas que podían haber impuesto y que podían querer seguir imponiendo”.

En definitiva, el sentimiento contra todo lo español fue compartido por una clase (la intelectual) durante un momento determinado (siglo XIX); clase y momentos a los que perteneció Juan María Gutiérrez.

Sarmiento y la desespañolización
El proyecto que la generación del 37 soñó y comenzó a elaborar se vio truncado durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas (1836-1852), que relegó a las ideas liberales provenientes de Francia y lideró un Estado con fuerte control sobre aduanas, mercados e importaciones.

Muchos intelectuales anti-rosistas se exiliaron, entre ellos Gutiérrez (vivió en Montevideo y Chile) y un personaje que sería fundamental en las siguientes décadas del país: Domingo Faustino Sarmiento. Ya en 1945, con la publicación de Facundo: civilización y barbarie, además de expresar claramente su postura contra Rosas, también fijó posición en cuanto a las jerarquías de las culturas europeas.

“A Sarmiento no le atrae España, cuyos resultados de su política colonial están delante de sus ojos. Se nutre con el espíritu francés del siglo XIX” , explicó el historiador y periodista Miguel Ángel Cárcano. Tan efusivo era el rechazo que Sarmiento sentía por la cultura española que, tal como apunta Emilio Carilla, necesitó inventar un nuevo término, utilizar un neologismo para manifestar su deseo: la desespañolización de la Argentina.

Cuando el gobierno de Rosas llegó a su fin, comenzó a desarrollarse el proyecto liberal de Sarmiento y, también, de la generación del 37, cuya ideología (que incluía el sentimiento antiespañolista) se expandió y se convirtió en hegemónica. Y en ese contexto, claro, también está imbuido Gutiérrez, adherente a las ideas sarmientinas y a los modelos de la “otra Europa”: Francia, Inglaterra, Alemania. Gutiérrez fue miembro del Congreso Constituyente de 1853 y uno de los redactores de la Carta Magna. Además, ocupó el cargo de ministro de Relaciones Exteriores y, entre 1861 y 1874, fue rector de la Universidad de Buenos Aires.

Juan María Gutiérrez: cuarenta años de rechazos
Evidentemente, el desagrado de Gutiérrez al recibir el “honor” de ser nombrado como miembro de la Real Academia Española no resulta tan sorprendente si se persiguen las huellas de su relación con esa cultura. Ya en los discursos que realizó durante las reuniones del Salón Literario de 1837, posteriormente recopilados, la atacaba sin disimulos. Basta con mencionar cuatro ejemplos puntuales:

1) “La nación española (…) nunca ha salido de un puesto humilde e ignorado en la escala de la civilización europea”.
2) “Esos tesoros (los de la cultura española) son como los del avaro, estériles para sus semejantes”.
3) “Busco algún descubrimiento, algún trabajo inmortal de la razón española, y no le encuentro”.
4) “Nulas, pues, la ciencia y la literatura española, debemos nosotros divorciarnos completamente con ellas” .

Si Gutiérrez despreciaba el atraso español, lo contrario le sucedía respecto del liberalismo francés que reinaba en la Europa poderosa. “Francia, colocada como centinela avanzada del mundo intelectual, no permite que una sola idea se pierda o desvirtúe, de cuantas emiten los hombres de todos los climas, en todos los idiomas” , se maravillaba. E incluso, ya en la década de 1830, reclamó un intento de alejarse del idioma español y comenzar a incorporar vocablos de otras lenguas: “Es necesario que nos familiaricemos con los idiomas extranjeros” .

Cartas de un porteño: una declaración ideológica
Ya superadas las etapas previas, en 1876 la Argentina es mucho más parecida a la que soñaron Sarmiento, Gutiérrez y compañía, que a la que intentó crear Rosas. Al recibir el nombramiento de la Real Academia Española, Gutiérrez cuenta ya con 67 años y es considerado uno de los principales intelectuales sudamericanos del siglo XIX. Sus textos referidos a la membresía, recopilados en Cartas de un Porteño, son publicados en uno de los periódicos más difundidos de Buenos Aires. Vayamos directamente al análisis de la primera declaración de principios, la Carta al Señor Secretario de la Academia Española.

En el comienzo del texto, Gutiérrez trata con fingido respeto, admiración y, por momentos, adulación, a los representantes de la Real Academia. Frases como “me apresuro a satisfacer sus deseos”, “le suplico” o “manifiesto mi más profunda gratitud” son certeros ejemplos de la formalidad que intenta darle el autor a un rechazo que, sabe, resultará literariamente violento. No son más que herramientas que utiliza para demostrar que tiene la capacidad de manejar el lenguaje pulcro y cordial que intenta imponer la Real Academia, pero que lo que realmente sucede es que no le interesa que nadie se lo imponga, ni a él ni a todo un país, dejando también en claro que no es para nada ingenuo respecto de los reales objetivos de la institución.

Gutiérrez basará su discurso en las imposibilidades de cumplir con el estatuto que rige a la Real Academia Española. Otra vez no se trata de imposibilidad por incapacidad, sino de imposibilidad por falta de deseo, o de coincidencia ideológica. Puntualmente, apunta al artículo 1º del estatuto, que afirma que el objetivo es cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana. Gutiérrez disparará desde distintos ángulos para negar la posibilidad de cumplir ese mandamiento: dirá que la lengua castellana que llegó a la Argentina nunca fue pura; opinará que, incluso de haber sido así, es deseable que ninguna lengua sea “fijada” sino que evolucione a medida que es usada; y como estacada final explicará que, en caso de existir intelectuales que dirigieran la evolución de una lengua, deberían ser los pensadores y no los gramáticos los encargados de realizar ese trabajo.

En la Argentina “cultivamos la lengua heredada”, comienza a explicar Gutiérrez, pero no podemos aspirar a fijar su pureza y elegancia por razones que nacen del estado social que nos ha deparado la emancipación. En otras palabras: no hay posibilidad de hablar sólo en español cuando ya no somos españoles, sino un pueblo que fue colonia española ochenta años atrás. Como se han ido mezclando las razas que viven en la Argentina, también se han mezclado las lenguas. Y la introducción de otras lenguas en la cultura nacional generó que las ideas y costumbres que esas lenguas representan se introduzcan también. Gutiérrez está diciendo, con algo de disfrute, que los argentinos somos cada vez menos españoles. Se han adoptado en nuestra patria “los libros y modelos ingleses y franceses, particularmente estos últimos” , para satisfacer el anhelo de ilustrarse, de adquirir mayores y mejores conocimientos que los que España estaba en condiciones de ofrecer.

Para graficar mejor el cruce idiomático que reina en la Buenos Aires de 1876, Gutiérrez remarca que por la ciudad resuenan los acentos de todos los dialectos italianos, el catalán, el gallego, el francés, el galense y el inglés.

En cuanto a la polémica sobre la fijación del lenguaje, su postura es sólida. Afirma que los argentinos están inhabilitados para intentar siquiera la inmovilidad de la lengua, no sólo el castellano puro que reclama la Real Academia, sino que también ese castellano influido por otras lenguas que se escucha en Buenos Aires. Quienes siguen carreras liberales, explica, no pueden mantener el mismo lenguaje que se utilizaba siglos atrás. Y mucho menos al enfocar en quiénes son los que lo utilizaban: “Escritores ascéticos y publicistas teólogos de una monarquía sin contrapeso” , en las duras palabras de Gutiérrez. Su sentimiento antiespañolista va remarcándose caracter a caracter, va desarrollándose hasta envolver todo el texto.

El debate con Martínez Villergas
El rechazo de Gutiérrez tal vez hubiera quedado limitado a ese texto si no hubiera sido por la aparición en escena de Juan Martínez Villergas (1816-1894), escritor y periodista español. En Antón Perulero, confrontó las opiniones de Gutiérrez en una seguidilla de artículos publicados durante enero, febrero y marzo de 1876. Le critica varios puntos de su texto, entre ellos la dilación para responder al nombramiento (decidido en diciembre de 1873) y el hecho de que se refiera a un diccionario publicado por Nicolás María Serrano como si se tratara de un diccionario legitimado por la Real Academia. Y sugiere que los miembros de esa corporación, al leer la respuesta de Gutiérrez, comprobarán que él no merecía la distinción.

Como uno de sus principales argumentos para defender el trabajo de la Academia, Martínez Villergas se refiere a necesidades jurídicas. “Redactar las leyes de todo país de manera que no se presten a diversas interpretaciones” , dice, es imprescindible, y para eso es necesaria una fuerte legislación de la lengua.

Gutiérrez, bajo el seudónimo de “Un porteño”, se dedica a responder, en el periódico La Libertad, a los textos de Martínez Villergas. En la Primera carta, repasa la historia de la Real Academia Española y sugiere que su creación fue un intento de la corona de esclavizar el lenguaje: “A Felipe V restábale esclavizar lo único que quedaba libre en España: el idioma” . Y con otra frase deja claro su sentimiento antiespañol: “Los americanos, cuyos heroicos padres batallaron durante catorce años por conquistar la independencia, no pueden afiliarse a comunidad alguna peninsular cuyos miembros, como en tiempo de Felipe V, tienen todavía a honra besar la mano de un hombre y llamarse sus criados” .

Un día después, en la Carta segunda, niega la pureza de la lengua española: “Ninguna nación ha creado de la nada y de un soplo la lengua que habla, y la española menos que ninguna, pues la debe a sus conquistadores los romanos” . Y enseguida aparece la Carta tercera, donde trae a discusión la existencia de la profesión de escritor. “Aquí nadie vive de las bellas letras (…) No hay Peruleros que lleven el retablo de las maravillas de su espíritu de feria en feria, trocando sus majaderías por el dinero de los bobos” , escribe apuntando a Martínez Villergas. Comienza de a poco a deslucirse el debate entre uno y otro, a transformarse en un duelo individual en vez de una reflexión culturalmente abarcativa.

En la Carta quinta, ya no hay sutileza en Gutiérrez: “Los gérmenes de cultura intelectual que sembró España en sus colonias de América fueron malos y perjudiciales” , denuncia. Para él no hay grises ni equilibrio: la cultura española es una enfermedad que la Argentina debe seguir expulsando. Es evidente que no se trata de la Real Academia puntualmente, ni del lenguaje en particular, lo que repugna a Gutiérrez es todo lo español, incluyendo la defensa que Martínez Villergas hace sobre su cultura natal. Recién en la Carta octava, tal vez como as en la manga, Gutiérrez explica que lo que se retrasó dos años no fue su respuesta a la membresía, sino la llegada de ese reconocimiento a sus manos, relacionando sutilmente el atraso en el envío con el atraso global de la cultura española.
Martínez Villergas reaparece el 3 de febrero con El matemático Gutiérrez. Tal como decíamos, en estos textos ya no se enfoca sobre la Real Academia y el lenguaje, sino directamente sobre la obra de Juan María Gutiérrez, tratando de denostarlo. Villergas toma textos sobre matemáticas e historia, y enumera sus errores en claro afán destructivo.

Gutiérrez pone fin a su participación en la polémica con las cartas novena y décima, en las que critica la obra individual de Villergas en tono burlón y, finalmente, resume su posición en el conflicto. El español, evidentemente ofuscado, prosiguió durante otros siete textos su ataque contra Gutiérrez. Artículos repletos de ironía, acidez y revanchismo. Examina las poesías escritas por el argentino sólo para encontrar sus debilidades y errores. Lo que intenta demostrar Villergas, en realidad, es que Gutiérrez no merecía la mención de la Real Academia. Pero parece no darse cuenta que, al hacerlo, atenta contra la institución, ya que, de algún modo, la acusa de haber otorgado la membresía sin hacer el análisis previo imprescindible.

Conclusiones
Según lo expuesto, existen dos ejes sobre los que gira la polémica entre Gutiérrez y Martínez Villergas, y ambas los trascienden, porque se trata de conflictos de gran dimensión social.

El primer eje, el más específico, apunta al rol de Real Academia Española de Letras. Pero no al papel que cumple en España (Gutiérrez y Martínez Villergas no se extienden demasiado sobre ese tema), sino en América, puntualmente en los países que habían sido colonias españolas.

Gutiérrez es la voz de la clase política dominante en la Argentina de la década de 1870, más específicamente de su ala intelectual, arraigada al liberalismo francés. Ese sector desprecia la ciencia y la literatura española, la considera atrasada, y por lo tanto traslada ese desprecio al lenguaje en sí. Considera que, si España ha quedado desfasada, es por culpa de sus instituciones, y por lo tanto hay que evitar copiarlas y adoptar sus ejemplos. Encuentran en la Real Academia a una de esas instituciones atrasadas, y por ello la desprecian. No se trata de detalles, de formas, de estructuras sintácticas: se trata de un rechazo global, absoluto.

El segundo eje del debate se mezcla inevitablemente con el primero. Ya no se trata de la Academia ni del lenguaje, ni siquiera de la ciencia, sino del enfrentamiento visceral, intenso, de la cultura dominante en la Argentina con la cultura española. La forma de vestir, de pensar, de relacionarse, las tradiciones: en la Argentina post Rosas, la Argentina liderada por Sarmiento y apoyada por Gutiérrez, España es la fuente de todos los males, la raíz podrida, la marca de un pasado de humillaciones. Liberarse de España no es un trabajo que terminó en 1810, ni en 1816. La desespañolización que pedía Sarmiento es un trabajo que se libra en la batalla diaria.

Es en estas conclusiones en donde se apoya la hipótesis inicial: Gutiérrez no rechaza al Secretario de la Real Academia Española de Letras, ni a la membresía, ni a la Real Academia en sí, ni a Martínez Villergas. Gutiérrez rechaza a la cultura española en general, y utiliza a la Real Academia como símbolo de ese rechazo. Y, aunque lo realiza de modo individual, este rechazo no es una particularidad de Gutiérrez, sino un rechazo compartido, impulsado y difundido por Sarmiento, por Echeverría, por toda una generación de intelectuales argentinos que querían liberarse del yugo español, en todas sus formas, para abrazar a Europa, sí, pero a otra parte de Europa, la que consideraban adelantada, progresista, admirable: la Europa liberal que no sólo terminaría imponiendo sus ideales y programas en la Argentina, sino que sería germen del actual e injusto sistema capitalista.

3 de octubre de 2015

2 de octubre de 2015

Extractos de "Primera lectura" (Esteban Echeverría) [1837]

“Ahora independientes, nuestra condición ha empeorado: más esclavos que nunca llevamos en la imaginación el tormento de haber perdido o más bien vendido una libertad que nos costó grandes sacrificios”.

“El pueblo argentino sólo deseaba paz, orden, libertad. ¿Qué le dieron nuestros gobernantes, los encargados de su bienestar y progreso? Tiranía, tumultos, robos, saqueo, asesinato”.

“Confesemos ingenuamente que después de 26 años de vida política sólo tenemos por resultado positivo la independencia, que nuestra literatura y nuestra filosofía están en embrión”.

“Pertenecemos a una raza privilegiada, a la raza caucasiana, mejor dotada que ninguna de las conocidas, de un cráneo extenso y de facultades intelectuales y perceptivas”.

“El humilde artesano puede en su taller bastarse a sí mismo para ganar lo suficiente para la vida y satisfacer sus limitados deseos (…) En un pueblo como el nuestro donde se vive con poco porque se desea poco, el interés individual suele dormirse y necesita el estímulo de la autoridad”.

“Los habitantes de nuestra campaña han sido robados, saqueados, se les ha hecho matar por millares en la guerra civil. Su sangre corrió en la de la Independencia, la han defendido y la defenderán, y todavía se les recarga con impuestos, se les pone trabas a su industria, no se les deja disfrutar tranquilamente de su trabajo, única propiedad con que cuentan mientras los ricos huelgan”.

(Esteban Echeverría, “Primera lectura” en El Salón Literario de 1837)

1 de octubre de 2015

Églogas (Garcilaso de la Vega) [1525-1536]

Las Églogas son tres poemas escritos por el español Garcilaso de la Vega entre los años 1525 y 1536.

Me tocó leerlas para la materia Literatura española II, de la Universidad de Lomas de Zamora. Y, aunque la profesora Rosa Audubert intentó explicar la maestría de estos textos, a mí no me gustaron. Entiendo sus detalles líricos, sus figuras retóricas y la cantidad de detalles complejos que podrían llegar a encontrarse, pero la verdad es que, si me pongo a leerlas de nuevo, me aburro de nuevo.

La Égloga II es en realidad la primera, en la que un pastor llamado Albanio cuenta su tristeza después de declararle su amor a una amiga que lo rechaza.

En la Égloga I continúan los desamores, en este caso de los pastores Nemoroso y Salicio. Ellos se muestran menos desesperados y angustiados que Albanio.

La Égloga III es la más agradable de leer, y en ella el desamor se convierte en una herramienta para el enriquecimiento espiritual.

Así contado, no está mal. Pero yo, que me perdonen todos, no las recomiendo ni a palos.