La foto, lamento reconocerlo, no dice nada. Para entender por qué la pirámide de Keops (también llamada pirámide de Guiza) es tan importante y está en todos los libros de Historia que se nos crucen, hay que verla, hay que estar ahí: es inmensa.
No lo digo como esos tipos que viajan a Europa y se creen que saben más de la vida porque caminaron por Amsterdam; de hecho, no sólo no conozco Egipto, sino que todavía atesoro aquella vez que fui tres días a Montevideo. Lo que hago es invitarlos a pensar, a imaginarla de otra manera. Mide 146 metros la pirámide de Keops. ¡146 metros! Es como que pusieras una cuadra y media de tu barrio en vertical; es como el piso 49 de un edificio. De verdad: es inmensa.
Los datos que puedo contar son los que encontrás en cualquier lado: fue construida por 100.000 personas en el siglo XXVI a.C., a pedido del faraón Keops, y la conforman 2.300.000 piedras más grandes que mi cabeza. Está tan bien hecha que algunos creían que la habían construido extraterrestres. Pero no: la hicieron los egipcios, nomás. Que como los pueblos originarios de Sudamérica, como la clase trabajadora y como tantas otras personas oprimidas, siguen siendo subestimados por la mayoría de nosotros.
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