19 de septiembre de 2015

Yo estuve en la Catedral de Notre-Dame (1163)

Por Luz Panizzi, actriz

Mi historia sobre Notre-Dame no es muy larga. Empieza diciendo que estuve ahí un día de mucho calor y esperando encontrar esas torres inmensas en donde el jorobado se escondía del mundo porque todo le daba miedo. Bueno, yo lo único que conocía de Notre-Dame era a su jorobado.

Llegamos y había muchísima gente. Muchísimos grados y muchísima gente no es buena combinación. Encima sus torres no eran tan altas: aunque hermosas, eran un poco petaconas. Igual entré y ahí ya era otra la historia. Primero que hacía más frío, al ser los techos tan altos el calor no llegaba tanto. Y era muy oscuro, eso también ayuda al ambiente fresco. Había velas y unos ventanales inmensos. Todo parecía de otra época.

La verdad es que, aunque sus torres me gustaron, no subí. Lo confieso. Me quedé abajo, di unas vueltas, saqué fotos y nada más. Un detalle: al jorobado no lo encontré. Para mí, su lugar debe estar en otro lado.


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