En posición india. Representación de Chandragupta Maurya. |
Tras la muerte de Alejandro Magno, en lugar de quedar como herencia a sus generales, en India se levantó el poder de Chandragupta (321-297 a.C.), quien se abrazaba al jainismo y fundó la dinastía Maurya.
Uno de sus sucesores, Asoka (272-232 a.C.), fundó el Imperio Indio y difundió el budismo. Sus campañas de conquista fueron verdaderas masacres: su ejército asesinó a 100.000 personas y expulsó de sus ciudades a otras 150.000. Atormentado por sus actos, se introdujo en el budismo e intentó reducir la violencia del imperio. Cuando murió, el reino volvió a dividirse.
Los Yue-Chi, de origen chino, lograron establecerse en la India y fundaron su propia dinastía (147 a.C.). En el siglo I, los Kushana llegaron desde Asia central, unificaron a los Yue-Chi con otros pueblos y dominaron la India en los siglos I y II. Su principal rey fue Kanishka.
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