El emperador Justiniano (527-565) y algunos de sus ayudantes. |
En el año 395, tal como contamos en
otro post, el Imperio Romano se dividió por última vez y para siempre. Cuando
murió el emperador Teodosio, la parte occidental (o sea, la que está más a la
izquierda si miramos un mapa) la gobernó Honorio y tuvo su sede en Roma. La
oriental (a la derecha en el mapa) fue para el emperador Arcadio, que mantuvo la
sede en Constantinopla, también llamada Bizancio. De allí surge el nombre de
Imperio Bizantino. En este texto vamos a hablar de qué sucedió ahí, en oriente.
El emperador Arcadio (395-408) tuvo que
hacer frente a una invasión del rey visigodo Alarico. Los ataques se fueron
repitiendo hasta dejar devastada buena parte del territorio imperial.
Entre 395 y 518 fueron seis los
emperadores que se sucedieron (Arcadio, Teodosio II, Marciano, León I, Zenón y
Anastasio), quienes componen la llamada Dinastía Teodosiana, pese a que no
todos descendían de Teodosio. Durante aquellos años, los problemas religiosos
fueron una constante en Bizancio.
Anastasio murió en 518, sin dejar
descendencia. El Senado de Constantinopla eligió para sucederle a Justino, que
a su vez cedió el trono a Justiniano.
Justiniano (527-565) fue un gobernante
notable. Reformó y compiló las leyes, y su reinado supuso un intento serio de
restaurar el imperio. Quiso recuperar todas las tierras perdidas en el pasado,
pero no lo consiguió.
El período comprendido entre 565 y 610
constituye una de las épocas más negativas de la historia de Bizancio, llena de
anarquía, turbulencias y desórdenes. Los sucesores de Justiniano perdieron la
mayor parte de las conquistas que él había conseguido.
La negativa a seguir pagando el tributo
a Persia, fijado en 562, supuso una nueva fase de hostilidades en oriente, que
superó cualquier posibilidad de reacción por parte de Justiniano II (565-578) y
Tiberio (578-582).
La llegada al trono de Mauricio
(582-602), un general enérgico y experimentado, consiguió restablecer en parte
la situación.
En 602, el atraso en el pago al ejército generó un levantamiento militar liderado por Focas (602-610), una de las figuras
más siniestras de la época: asesinó a miles de personas para mantenerse en el
poder.
Heraclio (610-641) consiguió
restablecer la autoridad en la península balcánica y venció a los persas
sasánidas. Veinte años después de su asunción, intentó reorganizar al imperio, pero el enfrentamiento contra los musulmanes terminó con su
reinado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario