13 de octubre de 2016

Juana de Arco (1412-1431)

Jeanne Darc (conocida en Sudamérica como Juana de Arco) nació en Domrémy, Francia, en el año 1412. Aunque en ese momento a las mujeres no les permitían formar parte del ejército, ella fue una excepción. Primero, porque pertenecía a una familia poderosa; pero después, por su notable capacidad.

Según sus propias palabras, se introdujo en el ejército a los 12 años porque escuchó una voz ("de un ángel o de Dios") que le pedía que salvara a Francia.

A los 17 años, Juana ya era una de las principales militares del reino de Francia, en el que se enfrentaban dos grandes bandos: los armagnacs y los borgoñeses (aliados con Inglaterra). Pese a que, durante décadas, Francia había sido sometida por los ingleses, Juana lideró al ejército de los armagnacs, que triunfó y logró que Carlos VII se coronara rey de Francia.

A partir de ese año (1429), gracias al impulso militar y moral que ejerció Juana, Francia se fortaleció y, tiempo después, derrotó a Inglaterra y dio fin a la Guerra de los Cien Años.

En 1430, Juana fue capturada por el ejército de los borgoñeses y entregada a los ingleses, que al año siguiente, en un injusto y absurdo juicio por herejía (no respetar las leyes de la Iglesia católica), la torturaron y luego la quemaron viva en Ruán.

Carlos VII, que le debía casi todo a Juana, no hizo nada por salvarla. No hay caso: algunos hombres, además de machistas, son infinitamente desagradecidos.

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