19 de mayo de 2016

Veinte poemas de amor y una canción desesperada (Pablo Neruda) [1924]

¡Cómo te salvaste, Neruda! Empecé con poca fe este libro, una recopilación de poemas que el chileno escribió cuando era joven. Conocía poco de él, pero su "me gusta cuando callas porque estás como ausente" siempre me pareció repulsivo. Machista. ¿Qué pasa, Neruda? ¿Te gustan las mujeres calladitas, que no discuten, que no defienden su opinión? ¿O le escribías a una pesada que cuando hablaba era insoportable?

Qué horrible que te digan "me gusta cuando callas porque estás como ausente". ¡No! Lo que te está gustando, entonces, es que la chica no esté. Te gusta su ausencia, Neruda. O sos histérico o sos una persona horrible.

"Me gusta cuando hablas, porque no te reprimes". Esa es la que va, Pablito, y no ese machismo tan lógico en la década del 20, pero de todos modos indefendible.

Pensé hacer un texto destrozando a Neruda, especialmente después de leer los primeros 17 poemas de amor. Los sentí toscos. Me aburrieron. Me pareció que ponía siempre a la mujer en un espacio pasivo y que tenía más ganas de lucirse él y su falsa "profundidad" (¿deseos sexuales insatisfechos, Neruda?) que abrazarla a ella.

Lean el inicio del N°12:

"Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma".

¿Eso es un gran poema? Eso es una pavada, con poco riesgo, lo puede escribir mi primo Facundo, Neruda. Y Facundo no es uno de los mejores poetas del siglo XX. Pero te salvaste, Neruda. Te salvaste porque el 18 y el 20 están buenos.

El poema N°18 está bien sólo por dos ideas: "Amo lo que no tengo" y "Me miran con tus ojos las estrellas más grandes". Como verán, tampoco es que descubrió la vacuna contra la injusticia.

El N°20, en cambio, vuela un poco más: es la despedida, el último verso para una amada. Me tocó algún sentimiento real, porque yo mismo escribí algo así a los 16 años: "Pierde la oscuridad poco a poco tu forma" y "¿Vale que llore un par de lágrimas sin sentirlas?".

Neruda, por su parte, se despide diciendo: "Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise". Después, redobla la apuesta: "Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido". Y cierra a lo grande: "Aunque este sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo".

En definitiva, el libro no me gustó y no volveré a leer a este tal Neruda, pero igual, el poema N°20 es buenísimo. Zafaste, Neruda.

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