Yo
no tengo mucha idea sobre la teoría de Darwin, pero ¿cómo puedo negar
que esos ojos, los de este animal incomprendido por el mundo, también
son míos? ¿Cómo demonios negar que somos un poco distintos, pero
especialmente que somos mucho igual? Incomprendidos siempre: monitos
hermosos, orangutanes gigantes y humanos racionales. No necesito
teorías, Darwin. Me reconozco en sus ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario