La filosofía no es pesadísima ni aburrida. Es necesario empezar diciendo eso. A mí también me pasa, eh: escucho “filosofía” y me imagino a viejos barbudos hablando pavadas, a cosas que nunca tienen conclusión y a cientos de libros dificilísimos de leer. Esa sensación, aunque sea difícil de creer, es generada por el capitalismo, que es el sistema que domina al planeta. Se los juro, está comprobado: la suma de todas las cosas que suceden en el mundo (o sea, el sistema) genera que todo lo peligroso para ese sistema sea mal visto. La filosofía es peligrosa, entonces suena aburrida, agotadora, sofocante, igual que los términos “reflexionar”, “organización social”, “alcanzar un consenso” o “debate político”. En cambio, conceptos como “puterío”, “alta fiesta”, “descontrol” y “me chupa un huevo” suenan buena onda, es como si te invitaran a ser feliz. Ése es uno de los logros más perversos del capitalismo en su intento de sobrevivir.
Una vez dicho esto, dejémonos de romper las pelotas con que la filosofía es aburrida y no sirve para nada. Dense cuenta de que todo el tiempo intentan que ustedes piensen eso, y muchas otras cosas, para que nada cambie y sigan existiendo nenitos hermosos con ojos brillantes y mucha ternura que se mueren de hambre, que dejan de respirar bajo un sol africano, mientras miles de ignorantes viven desbordados de lujo. A esos imbéciles se los considera exitosos, en otra perversidad lingüística del sistema, para que todos querramos ser como ellos. Porque ellos son lo menos peligroso para lo establecido. Los millonarios, los que viven en su barrio privado, los vivos, los chantas, los garcas son en realidad los más ignorantes de todos los seres humanos y los menos útiles. Aunque parezca que no tiene nada que ver con que "la filosofía es aburrida", tiene mucho que ver.
Pero vamos de una vez a la pregunta inicial: ¿qué es la filosofía? La filosofía es el nombre que se le puso al intento de explicar por qué pasan las cosas. Eso ahora nos parece una estupidez, porque si cayeran sillas del cielo nos preguntaríamos: “’¿Por qué caen sillas?”, pero resulta que hace cuatro mil años atrás nadie se lo hubiera preguntado y todos hubieran pensado algo así como “sucedió porque tenía que suceder, preocupémonos solamente de que no nos caigan en la cabeza”, o simplemente “Dios lo quiso así”.
En el siglo VI a.C., los griegos comenzaron a preguntarse por qué pasaban las cosas. No empezaron ellos porque fueran genios o tuvieran mentes superiores, sino por una suma de cosas, especialmente porque después de años y años y años de luchar para que hubiera comida para todos y no sufrir hambre, generaron un sistema eficaz para que, mientras algunos cazaban, recolectaban, pescaban y cocinaban, otros solo se dedicaran al ocio, a pensar y crear. Eso no está bueno, es socialmente injusto, pero fue así como se fortaleció el deseo de entender por qué sucedían las cosas. O sea, la filosofía (en griego significa amor a la sabiduría).
Los griegos consiguieron controlar algunas situaciones, como el modo de plantar y cosechar, de aprovechar las lluvias, de prever los cambios de clima. Eso les permitió pensar que no todo era azaroso o deseo de Dios (todas las culturas conocidas hasta entonces eran extremadamente religiosas) y que tal vez ellos podían influir en los eventos del planeta. Influir, de alguna manera, en su propio destino. Dejar de responsabilizar a Dios de todo y permitir que un grupo de personas no tuvieran que trabajar quince horas por día impulsaron a la filosofía.
Fueron tan relevantes las cosas que pensaron los griegos durante décadas y décadas que sus ideas sobreviven hasta hoy. Que nos parezca normal intentar entender por qué abrimos la canilla y sale agua, o por qué en verano hace calor, es la prueba de que la filosofía está viva e incorporada en cada uno de nosotros.
En definitiva, la filosofía es el nombre que se le da al deseo y el intento de saber por qué suceden las cosas. A partir de ese primer deseo se generan corrientes filosóficas, que son puntos de vista distintos sobre los mismos temas. Por ejemplo, una persona puede explicar que de la canilla sale agua porque alguien giró la llave. Otro, que fue porque dentro de la cañería se deslizó una válvula que permitió que el agua retenida escape por un extremo. Otro dirá que sale agua porque los seres humanos evolucionaron y lograron construir un mecanismo mediante el cual pueden hidratarse y lavarse sin acercarse hasta un río. Y otro puede explicar que es porque Dios nos dio agua para que no nos muramos de sed. Ésos serían distintos puntos de vista para una misma pregunta. O sea, distintas corrientes filosóficas para abordar una incógnita.
¿es bueno entonces que haya filósofos y exista la filosofía si son producto del mismo excedente que produce la desigualdad social? Porque no habría que pensar que la desigualdad nace del progrso que permite, a su vez, el surguimiento de la filosofía. ¿qué es mejor que seamos todos ignorantes, o que haya algunos que sí y que, como dice platón, intenten gobernarnos? ¿¿¿¿¿¿¿???????
ResponderEliminar¡Qué buena pregunta, Leandro!
ResponderEliminarhasta lo que lo que he logrado entender es que existen 2 tipos de filosofia. ¿ que les parece?
ResponderEliminarYo soy del palo de los que se imaginan viejos barbudos. ¿Por que en la escuela nadie me explico que eso, era la filosofia?? Ahora como que me dan ganas de investigar un poco, vamos a ver si lo logro. Gracias martincho!
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