A veces, durante conflictos horribles como las guerras, pasan cosas no tan malas. No estoy seguro de que esta sea una de esas cosas, pero se las cuento.
Las Cruzadas, como ya contamos en este blog, fueron invasiones de un ejército de cristianos a distintas ciudades para asesinar a los que resistían, obligar a ser cristianos a los que no se resistían y liberar las rutas de comercio para que los europeos controlaran el planeta.
Durante la Tercera Cruzada, los Cruzados no pudieron derrotar en Palestina al ejército musulmán. Tras el fin de la batalla, el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León, pactó su retirada de Palestina con el líder musulmán Saladino. Cuenta la historia que el trato caballeresco y cordial entre ambos, luego de una serie de combates brutales, fue legendario: conversaron como si fueran compañeros de trabajo.
A mí no me impresiona mucho la historia, porque los inocentes ya habían muerto, pero se las conté igual.
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