En medio de una época humillante para la Iglesia, conocida como la pornocracia, en el año 955 asumió el cargo de papa un tipo llamado Juan XII, verdadero depravado sexual que sólo pensaba en saciar todo tipo de perversiones. Por eso fue conocido como “el papa fornicario”, que en el idioma argentino del siglo XXI sería algo así como “el papa cogedor” o “el papa garchador”.
Juan XII llenó el lugar en el que vivía de prostitutas, eunucos y esclavos para satisfacer sus deseos sexuales, que eran muchos. Obligó a tener sexo con él a sus familiares, incluida su madre y sus hermanas, y organizaba permanentemente orgías (relaciones sexuales entre cuatro personas o más) en las que terminaba borracho y agresivo.
En el año 963 (¡ocho años después!), algunos reyes y obispos lo acusaron de pequeñas cositas: sacrilegio, simonía, perjurio, asesinato, adulterio e incesto. Lo citaron para ser juzgado, pero él les hizo “fuck you” con el dedo y, de paso, los excomulgó a todos: les prohibió la entrada en la Iglesia.
Armó un ejército para defenderse, pero encontró la muerte donde más le gustaba: mientras tenía relaciones sexuales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario