Resumen de lo publicado. La primera gran etapa de la India terminó cuando los hunos la invadieron en el siglo V. Recuperó su independencia en el año 606, pero luego se dividió en pequeños reinos. A partir del 630, el Imperio Musulmán empezó a invadir la India, comenzando una expansión que se intensificó en el 715. Los reinos que luchaban entre sí (Pratihara, Rashtrakuta, Pala, Kanauj) debilitaron a la India. A principios del siglo X, los musulmanes completaron su conquista. En el sur de la India se mantuvo la cultura tradicional hindú. En el siglo XI, los musulmanes comenzaron a abandonar el territorio. Hasta el siglo XII se produjo el "Período Rajputa", donde distintos reinos intentaron volver a construir un gran reino indio, sin lograrlo.
¿Cómo sigue la historia? Durante los últimos 25 años del siglo XII, el musulmán Muhammad de Gur y su ejército conquistaron las ciudades de Ghazni, Multan, Sindh, Lahore y Delhi. Uno de sus generales, Qutb-ud-din Aibak, se proclamó sultán de Delhi.
Con la fundación del sultanato de Delhi, en 1206, que se mantendría con distinta fortuna hasta 1526, se abrió el período musulmán de la India.
En el siglo XIII, Shams ud din Iltutmish (1211-1236) estableció el reino turco de Delhi, que se extendió a otros territorios. Este sultanato estuvo sujeto a continuas conmociones, al punto que cinco dinastías surgieron y sucumbieron; la dinastía de los Esclavos (1206-1290), la dinastía Khilji (1290-1320), la dinastía Tughlaq (1320-1413), la dinastía Sayyida (1414-1451) y la dinastía Lodi (1451-1526).
La dinastía de los Esclavos (o Mamelucos) se mantuvo en permanente defensa ante la posible invasión del Imperio Mongol; y tuvo que intentar imponer su cultura ante una población que en su gran mayoría era hindú y era obligada a pagar impuestos altísimos y desproporcionados para sostener al ejército.
Un tal Balbán llegó al poder en el año 1265 y, con mucha crueldad y muerte, aniquiló a los justos luchadores hindúes.
Las luchas internas y las intrigas en la corte era tan frecuentes como traicioneras; los territorios que controlaba el sultán se expandían y se reducían dependiendo de su personalidad y fortuna.
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