En el siglo XI, las dos instituciones más poderosas de Europa eran la Iglesia católica y el Sacro Imperio Romano Germánico. Como suele pasar con las instituciones poderosas que están cerca, querían tener mayor poder que la otra. A partir del año 1075, a ese enfrentamiento sin batallas físicas se lo llamó la Querella de las Investiduras.
Finalizó en el año 1122, cuando se firmó el Concordato de Worms, con algo parecido a un empate: el papa elegiría a los obispos de cada ciudad, pero el emperador tenía que dar el visto bueno.
solo paquita información
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