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Pintura sobre la caída de Contantinopla en 1453 |
Resumen de lo publicado. En el año 395, el
Imperio Romano se dividió en occidental y oriental o bizantino. Tras el gobierno de Justiniano (527-565) llegó una etapa de debilidad y caos (565-610). Heraclio (610-641) consiguió restablecer el orden, pero luego volvieron los conflictos. Basilio I (867-886) proporcionó una época de esplendor. Durante el
siglo X se emprendieron grandes conquistas: Sicilia, Chipre,
Siria, Bulgaria… En 1054 sucedió el
Cisma de Oriente, en el que el cristianismo se dividió entre católicos y ortodoxos. En el siglo XI, los turcos selyúcidas se convirtieron en el gran enemigo del imperio. Durante el reinado de Manuel I (1143-1180), el emperador prácticamente dejó de tener poder. La Batalla de Miriokephalon (1176) consolidó la presencia de los turcos en Anatolia (actual Turquía). Las Cruzadas fueron negativas para Bizancio. La que mayores consecuencias tuvo fue la cuarta (1204): tras huir de Constantinopla, los Cruzados se repartieron el imperio. Se formaron así diversos principados: Imperio Griego de Nicea, Imperio Latino de Constantinopla, Déspotas de Epiro… En 1261, Miguel VIII Paleólogo, que gobernaba Nicea, se apoderó de Constantinopla y restauró el Imperio Bizantino.
¿Cómo sigue la historia? El Imperio de Nicea, bajo el liderazgo de Miguel VIII (1259-1282), restauró temporalmente el poder del Imperio Bizantino, recuperando muchos de sus antiguos territorios.
Sin embargo, durante el siglo XIV, no pudo resistir los permanentes y desordenados ataques del Imperio Otomano y del pueblo de los serbios.
En el año 1359, las tropas otomanas se presentaron ante los muros de Constantinopla por primera vez. Y en 1396, el estado bizantino, ya reducido a la capital y un puñado de ciudades, que encerrado por los otomanos.
La lucha contra el Imperio Mongol detuvo momentáneamente a los otomanos, que volvieron a la carga bajo el reinado de Murat II (1421-1451). En 1453, tras una durísima y cruel invasión que duró dos terribles meses, Constantinopla cayó en poder de los otomanos. El último emperador, Constantino XI, murió luchando por la ciudad, que pasó a llamarse Estambul.
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