Por Leandro Ramos, escritor y profesor de literatura
Más de chico leía muchas cosas que no llegaba a entender del todo. De grande tampoco entiendo mucho, pero de lo único que no entiendo nada es de Kafka (1883-1824).
Al principio juzgaba su obra como mala, después entendí que en textos como "La madriguera", "El proceso" o "La metamorfosis" lo que busca es exactamente eso: que no se entienda nada.
Como en la vida misma, en los textos de Kafka no se sabe bien de qué se trata todo y en esa incertidumbre se descubre la verdad.
Entendí también que el mundo real en el que vivimos no predomina la economía ni la política, tampoco la religión ni el arte. En este mundo de injusticias, de gente sumisa y prepotente, de estructuras burocráticas interminables, de transportes que pasan por lugares extraños y de criaturas insólitas disfrazadas de personas inseguras, no predomina más que lo kafkiano.
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