Comentario de Gisela Martínez
El Libro de la selva (o 'Libro de las tierras vírgenes', como yo lo conocí) me tuvo encantada por varios motivos.
El primero fue que no era un cuento solamente para niños como yo creía. Es un relato de aventuras bellamente escritas con ese tono épico de Kipling, y de descubrimiento de identidad comunitaria e individual al compás de los años vividos en el cuento.
En el relato principal (la historia de Mowgli), el rey de la selva no es el león sino que está representado por un animal de otra sabiduría; y las escenas bélicas son dignas de una película de hoy, como el capítulo de 'los perros jaros', un pueblo muy sanguinario.
Por supuesto, la mejor parte, para mí, fue contar el cuento a los niños/as, parte por parte, en educación no formal.
Comentario de Nicolás Cardinale, quien desde el más humilde espacio contribuyó desde el diseño en los inicios de la Historia Universal para Principiantes
El libro de las tierras vírgenes, mal llamado El Libro de la selva (Disney) es un hermoso libro que narra las correrías de Mowgli, el cachorro humano que crece en la selva al cuidado de una manada de lobos.
Este libro es el que da el marco simbólico (toda la mística propia) a la rama Lobatos de los Scouts de Argentina y del mundo.
Es un libro rico que se utiliza en el Scoutismo para la progresión y educación de los Lobatos (scouts de 7 a 10 años). Por ejemplo, Bagheera, la pantera, es la que se encarga de enseñar a los lobatos a defenderse en la selva. Y Baloo, el oso, enseña la Ley de la Selva a los lobatos para que estos puedan manejarse dentro de una comunidad.
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