Resumen de lo publicado. En Egipto se había desarrollado una de las primeras y más importantes
civilizaciones, que sufrió fuertes cambios con el
principio del cristianismo y
la integración de Egipto como parte del Imperio Romano (siglo I a.C.). Cuando se formó el Imperio de Oriente, Egipto pasó a ser el abastecedor de granos de Constantinopla, capital imperial. A
finales del siglo IV se produjo el "cisma copto" (separación de un
grupo de la Iglesia oficial), que fue adoptado por el pueblo egipcio. Debilitado, el poder imperial
egipcio no pudo oponerse a la conquista musulmana (siglo VII). Sin grandes dificultades, los nuevos
conquistadores procedieron a la islamización de Egipto.
¿Cómo sigue la historia? El dominio musulmán sobre Egipto persistió hasta el año 868, cuando un jefe militar turco, Ahmad, organizó el ejército mercenario de los mamelucos y fundó allí la dinastía tuluní. Ese fue el primer intento, aunque finalmente fracasaría, de lograr que la independencia egipcia del califato de Bagdad. En 905, los musulmanes reconquistaron la región.
Ya en 969, el pueblo de los fatimíes invadió Egipto, proclamaron un nuevo califato y fundaron su capital, Al-Qahira (El Cairo). Su dominio finalizaría recién en 1171.
Se llamaban fatimíes porque se consideraban descendientes de Fátima, hija de Mahoma. Dentro de las divisiones dentro del Islam, los fatimíes eran chiitas, mientras que la mayor parte de la población de Egipto era sunnita.
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