"El caballero quería conquistar el honor y la gloria en el duro ejercicio de la guerra, y con ellos ganar también riquezas y poder. Sólo la hazaña parecía digna del caballero, la hazaña heroica, desmedida, inusitada, que hiciera decir a aquellos a quienes llegaba el rumor de sus hechos que nadie había sido capaz de hacer lo que él hacía"
"La necesidad de defender la cristiandad y el imperio no es la que predomina en los duros siglos con los que se inicia la alta Edad Media.
El reflejo más fiel lo proporciona la épica señorial, la que relata las aventuras de los caballeros que luchan por la lucha misma, por su propio poderío, en defensa de su propio honor o sus propias ambiciones. Entonces la épica adquiere un tono singular. Nada hay en la hazaña que exceda la significación de la hazaña misma, si no es la honra que el caballero ha de ganar y de la que se harán eco los villanos, los juglares, los peregrinos y los monjes de los monasterios que han recibido sus mercedes o esperan su protección"
(José Luis Romero, "La Edad Media").
No me caen bien los caballeros medievales.
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