Eduardo III |
Resumen de lo publicado. Inglaterra fue ocupada desde hace unos 2000 años, sucesivamente, por celtas, britanos y por el Imperio Romano. En el siglo V, distintos pueblos dividieron el territorio en siete. A finales del siglo VIII, los siete reinos habían quedado reducidos a tres: Wessex era el más poderoso. En el año 810, los vikingos daneses comenzaron a dirigir sus expediciones de saqueo hacia Inglaterra. Así comenzó la lucha entre vikingos (o normandos) y sajones (quienes vivían en Inglaterra). En el 878, los normandos se consolidaron en el este, formando un territorio llamado "Danelaw". Los reyes ingleses fueron recuperando territorios del Danelaw y expandieron su dominio por Escocia y Gales. En 1017, las tropas danesas arrasaron Wessex, que pasó a ser provincia de Dinamarca. Eduardo III el Confesor (1042-1066) lideró al ejército que recuperó la independencia de Inglaterra; pero un normando, Guillermo el Conquistador (1066-1087), lo derrotó y se proclamó rey. Durante el reinado de Guillermo el Rojo (1087-1100), se inició el proceso de discusión entre la burguesía (comerciantes que tenían más dinero del que necesitaban), el clero (las autoridades religiosas) y el pueblo, que derivaría en la creación del Parlamento, en el que representantes de cada sector discutían las decisiones y leyes del gobierno. Enrique II Plantagenet (1154-1189) se enfrentó con el sacerdote Tomas Becket, que terminó asesinado por seguidores del rey. A fines del siglo XII, Francia e Inglaterra comenzaron a enfrentarse. La guerra terminó con la pérdida de los ingleses de todos los dominios que tenían en Francia, excepto Aquitania. Arruinado el tesoro nacional por los gastos que había generado la guerra, el rey Juan Sin Tierra buscó el apoyo del papa Inocencio III y le entregó buena parte del territorio inglés en 1213. La clase alta y la burguesía se unieron para oponerse y lo obligaron a firmar la Carta Magna (1215), documento que favorecía económicamente al clero y la nobleza. Enrique III (1216-1272) fue obligado a firmar el Estatuto de Oxford (1258): las decisiones que tomaba el rey tenían que ser aprobadas por los nobles. El rey intentó retomar su poder, pero fue derrotado por el noble Simón de Montfort (1264), que gobernó como dictador hasta que el príncipe Eduardo lo venció en 1265.
¿Cómo sigue la historia? "A diferencia de lo que sucedió en otros estados, en Inglaterra la realeza no pudo someter a su control a la nobleza y se vio obligada a pactar con ella. El pacto hizo posible el nacimiento del control parlamentario sobre el poder real. Inglaterra se convertiría en modelo de una nueva forma política: la monarquía constitucional", explica el Tomo 8 de la Historia Universal publicada por Editorial Sol 90.
En el siglo XIV, el parlamento (lugar donde se discutían y sancionaban las leyes) adquirió su forma definitiva, dividido en dos cámaras: la de los Lores (clase alta, de familias poderosas) y la de los Comunes (comerciantes con riquezas).
Veamos qué hicieron los reyes. Con Eduardo I (1272-1307), la dinastía Plantagenet se afianzó en el trono inglés. Conquistó Gales e intentó hacer lo mismo con Escocia e Irlanda, pero no pudo. Pronto, las luchas internas debilitaron tanto al rey como a la clase alta (la nobleza feudal). Eso favoreció a los comerciantes (burgueses) que fueron acumulando riquezas y accediendo con fuerza al ámbito político.
Eduardo II (1307-1327) se equivocó mucho durante su reinado. Terminó preso y, ya en prisión, asesinado.
El siguiente rey, Eduardo III (1327-1377), fue testigo del comienzo de la Guerra de los Cien Años (1337-1453), larguísimo enfrentamiento entre Inglaterra y Francia. La primera gran etapa de la guerra terminó en 1347, cuando la más terrible enfermedad de la historia, la peste negra, arrasó con un tercio de la población de Europa. Al reanudarse la lucha, los ingleses parecían consolidar sus posesiones en Francia.
Ricardo II (1377-1399) consiguió cierta tranquilidad interna e intentó, sin éxito, conquistar la ciudad de Castilla. A partir de 1380 (y hasta 1413) la guerra con Francia se suspendió y eso permitió una mayor estabilidad social.
Finalmente, la clase alta se unió en contra de Ricardo II, que fue apresado y murió durante su encierro. Fue el fin de la dinastía Plantagenet.
La siguiente familia que gobernó Inglaterra fueron los Lancaster, empezando por Enrique IV (1399-1413), que consiguió el apoyo del parlamento para sostenerse contra los ataques de la nobleza.
Enrique V (1413-1422) reanudó la Guerra de los Cien Años. Murió casi al mismo tiempo que el rey de Francia, Carlos VI, por lo que el trono de los dos estados quedó vacante.
Enrique VI (1422-1461) recibió las coronas de Inglaterra y Francia a los ocho meses de edad. Los ingleses quisieron unificar los territorios y atacaron Francia, pero fueron derrotados por el ejército liderado por una mujer: Juana de Arco.
Así, en 31 años, Inglaterra perdió casi todos sus territorios en el extranjero.
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