Complicada por las diferencias con nuestro vocabulario actual, La vida del buscón forma parte del género picaresco que tan bien fundara El Lazarillo de Tormes, pero la historia no tiene su gracia ni consigue que el lector sienta afecto por el protagonista. No me gustó ni lo disfruté.
Agrego tres cositas más:
• En el siglo XVII la obra se publicó de modo anónimo, probablemente porque Quevedo tenía miedo de que a la Inquisición (el escuadrón genocida de la Iglesia católica) le pareciera una obra inadecuada y lo pusiera en una lista de enemigos.
• Dice Wikipedia: "Ante todo, busca lograr un intenso efecto de comicidad. No pretende Quevedo destacar que ciertas acciones son éticamente condenables y que traen como consecuencia el castigo sino, en primer lugar, reír y hacer reír con ellas".
• Les comparto el inicio de la obra: "Yo, señora, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en el cielo. Fue, tal como todos dicen, de oficio barbero, aunque eran tan altos sus pensamientos que se corría de que le llamasen así, diciendo que él era tundidor de mejillas y sastre de barbas".
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