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El territorio de España en el año 750. |
Resumen de lo publicado. Luego de la etapa de dominio romano, en el siglo V se
produjo la penetración en Hispania de pueblos
llamados "bárbaros". Uno de esos pueblos, los visigodos, se convirtió en el sector
dominante. El rey Leovigildo (572-586) fijó en Toledo
la capital del reino visigodo e intentó la unificación política y
jurídica de la península. Faltaba la unificación religiosa, que no se
resolvió hasta que Recaredo (586-601) convirtió
al reino al catolicismo. Sisebuto
(612-621) luchó contra el Imperio Bizantino y consiguió quitarle algunas
tierras. Suintila (621-631), Sisenando (631-636), Chintila
(636-640), Tulga (640-642) y Chindasvinto (642-649) fueron los siguientes reyes. Recesvinto (649-672) hizo una fuerte modificación en las
leyes. Wamba (672-680) evitó que algunas regiones de Hispania se independizaran de los
visigodos. Ervigio (680-687) y Égica (687-702)
gobernaron en una época con mucha pobreza y
persecución a los que profesaban religiones que no fueran la
oficial. Witiza (702-710) y Rodrigo (702-711) fueron
los últimos que lideraron el reino visigodo original. En el año 711, el
Imperio Musulmán invadió Hispania y conquistó la mayor parte del
territorio, excepto las montañas de la zona noreste, donde se refugiaron
los cristianos que resistieron a la invasión.
¿Cómo sigue la historia? Luego de casi un siglo de resistencia, los cristianos españoles se fortalecieron, comenzaron un lento avance hacia espacios dominados por los musulmanes y formaron los primeros reinos españoles: Navarra, Asturias, Castilla y Aragón.
Los reinos, torpemente, comenzaron luego a enfrentarse entre sí, de modo constante. Como forma de pago por defender a los distintos reyes, se les cedieron tierras a guerreros y caballeros. Ese ese hecho fue una de las principales causas del inicio del feudalismo en Europa.
El dominio musulmán en el resto de la región, en tanto, mostró la misma estrategia que en el resto de las conquistas árabes: se pactó la rendición de los pueblos ocupados sin imponerles su religión ni sus estructuras organizativas, limitándose al cobro de tributos (sumas de dinero y bienes).
Al gobierno musulmán en España se le llamó emirato, y la capital del emirato era la ciudad de Córdoba.
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