Un vasallo le agradece al rey la concesión de tierras. |
Estaba basado en la concesión de feudos (pequeñas superficies de tierra cultivable) a los vasallos aristócratas a cambio de sometimiento al poder reinante. Los vasallos, a su vez, no trabajaban la tierra, sino que tenían siervos que las trabajaban a cambio de una mínima ganancia.
Lo decimos más fácil: en los siglos anteriores, las tierras pertenecían a los emperadores o reyes, entonces había que pagarles para vivir ahí. Pero luego, en Europa se formó una clase nueva de personas con bastante riqueza que pusieron en peligro el poder de los reyes. Entonces, los reyes, para no tener problemas, les entregaban las tierras a estas personas (los "vasallos") a cambio de una parte de lo que se cosechara ahí. Y los vasallos, entonces, contrataban a las personas más empobrecidas (los"siervos") y les pagaban una miseria para que trabajaran por ellos.
No es otra cosa que una forma de esclavitud. Aunque los siervos tenían condiciones de vida menos terribles que las de los esclavos, ese "alivio" fue la forma que usó el poder opresor (los reyes y vasallos) para limitar las rebeliones de los oprimidos.
La ambición de los vasallos, a la larga, arruinó al sistema feudal. Algunos hombres se hacían vasallos de varios señores, y después, en vez de trabajar la tierra, se la daban a otro, que se transformaba en vasallo del vasallo.
La Iglesia católica no quedó fuera de la feudalización, ya que los religiosos más poderosos (obispos y abades) eran dueños de muchas tierras. Entonces, con tal de llenarse de riquezas, muchos intentaban llegar de cualquier forma a esos cargos, no sólo fingiendo sino comprándolos.
El feudalismo no fue un sistema feliz, sino otra muestra histórica del cruel dominio de los injustos. Pero, también, para encontrarle un lado positivo, puede considerarse un paso adelante (pequeñito, pero real) en la pelea de las clases bajas y empobrecidas en busca de su libertad.
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