• Resumen de lo publicado
Suecia es un país de Europa. Su territorio fue habitado por primera vez hace al menos 14.000 años. En el siglo I, el Imperio Romano no pudo conquistar la región por la resistencia de distintos pueblos (mal) unificados por los romanos bajo el nombre de “germanos”. Entre los siglos VIII y X, entre los hoy conocidos como pueblos “vikingos” se encontraban los suecos, que ante la falta de comida durante el invierno participaban de expediciones a distintas regiones y habrían fundado las ciudades de Novgorod y Kiev (actual territorio de Ucrania). Los suecos terminaron separados de otros pueblos “vikingos” (los daneses y los noruegos) y se asentaron en lo que hoy es Suecia, dando nombre a la región. No se sabe cuándo fue creado el reino de Suecia, pero existen dos datos: entre 995 y 1022, Suecia fue cristianizada; y entre 1060 y 1250, las familias Stenkil, Sverker y Eriksson entablaron largas luchas por la posesión del trono. En el siglo XIV, los daneses invadieron y conquistaron Suecia, que pasó a formar parte del gran reino de Escandinavia, compuesto por Dinamarca, Noruega, Islas Feroe, Finlandia y Groenlandia. Durante el siglo XV el reino se dividió y luego volvió a ser unificado. Las suecas y suecos fueron siempre quienes más oposición mostraron a esa unión forzada y, cuando el rey Cristián II (1513-1523) asesinó a centenas de suecas y suecos para mantener su poder, los reinos se separaron definitivamente y se miraron con desconfianza durante décadas. La nobleza sueca nombró a su primer rey, Gustavo I (1523-1560), hecho que marca la fundación del Estado moderno de Suecia.
• ¿Cómo sigue la historia?
Gustavo I rechazó el catolicismo e introdujo en Suecia las ideas de la reforma protestante (de la que ya hablamos en otro texto). Quiso casarse con la hija del rey de Polonia, pero el rey polaco se negó.
El siguiente rey de Suecia fue Erico XIV (1560-1568), que intentó expandir el territorio a través de invasiones. Paranoico y cruel, realizaba persecuciones contra quienes creía que estaban en contra suyo. Terminó derrocado por un medio hermano y encarcelado hasta su muerte en 1577. La leyenda dice que el nuevo rey ordenó que lo envenenaran.
El nuevo rey era Juan III (1568-1592, es el de la imagen), con simpatías por el catolicismo, lo que reanudó los enfrentamientos entre católicos y protestantes. Estableció una alianza con Polonia y luchó contra Rusia para decidir quién se quedaba con la región de Estonia.
Su hijo Segismundo I (1592-1599) era rey de Polonia desde 1587, por lo que tenía mayor poder. Como vivía en Polonia, en Suecia era impopular y tenía menor control; por eso permitió, aunque era católico, que los suecos fueran protestantes. En 1598, los suecos se rebelaron y Segismundo viajó junto a un ejército para reprimirlos, pero fue derrotado.
Carlos IX (1604-1611) gobernó desde 1599 pero asumió formalmente en 1604. Con él, el protestantismo tomó fuerza y volvieron los enfrentamientos contra Polonia. Las campesinas y campesinos, principales sostenes del reino, sufrían la inestabilidad política, ya que cada enfrentamiento requería de impuestos más altos y de refuerzos para el ejército.
Gustavo II (1611-1632) es el rey más recordado del siglo XVII, porque hizo de todo: se metió en cuanta guerra pudo, impuso reformas administrativas, robó territorios para Suecia y también, claro, la dejó bastante mal económicamente con tanto gasto en ejércitos.
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