Siberia es el nombre que recibe una región que se encuentra en Asia en la que hace mucho, mucho frío. Las primeras personas habrían llegado al territorio hace unos 45.000 años.
En el siglo XIII, el enorme Imperio Mongol invadió y conquistó el territorio de Siberia, poco preparado para la guerra debido a su aislamiento y a la poca productividad de sus tierras. Los mongoles crearon una especie de tren sobre la nieve para recaudar impuestos: una ruta con estaciones, por donde pasaban trineos impulsados por perros y que atravesaba los pantanos de Siberia.
La desintegración del Imperio Mongol a fines del siglo XIV permitió que las y los habitantes de Siberia recuperaran la independencia y se formara el Janato de Siberia (1428-1598). Convivían allí siberian@s, descendientes de los mongoles y personas del pueblo tártaro que huyeron de otras regiones y se instalaron por la fuerza.
El crecimiento del Imperio de Rusia hizo que el Janato de Siberia aceptara pagarle un tributo anual a cambio de no ser atacado.
Alrededor del año 1563 comenzaron a crearse escuelas para formar a los habitantes siberianos.
En 1571, el kan de Siberia decidió no pagar más el abusivo tributo a Rusia y se alió con el Janato de Crimea, que estaba ahí cerquita, para defenderse de posibles ataques. La respuesta fue durísima: un ejército de 1.600 rusos ingresó en territorio siberiano en 1580 y comenzó una guerra que terminaría en 1598, con el sometimiento de sus habitantes.
El avance de Rusia continuó y en 1640 ya controlaba todo el norte de Asia, que pasó a ser conocido como Siberia, pese a que el Janato de Siberia era originalmente más pequeño.
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