Pocas veces tuve una idea tan clara para compartir sobre un libro. La idea es la siguiente: si empiezan a leer El lobo estepario y no les gusta, dejen de leerlo. Abandónenlo y busquen un libro mejor. Porque es uno de esos libros en los que siempre te quedás esperando algo. Yo cometí el error de esperar, durante 180 páginas, algo distinto a lo que encontré en las primeras veinte. Y no: El lobo estepario es siempre lo mismo.
Si lo empezás y te gusta, dale para adelante. Seguramente disfrutarás la complejidad de las ideas, la falta de certezas, lo rebuscado, el análisis del análisis de los análisis. A mí, esas cosas, antes me gustaban. Ahora no.
Ah, los datos básicos: El lobo estepario es una novela escrita por Hermann Hesse. Hesse nació en Suiza, cuando Suiza estaba dominada por Alemania. Fue publicada en el año 1927.
Como les decía, la historia es compleja y confusa. La cuenta un tal Harry Haller, en primera persona. Dentro suyo se debaten el ser humano racional y respetuoso, y el lobo estepario instintivo y pasional. A esta altura, a mí me parece bastante obvio que dentro de cada persona conviven la razón y la irracionalidad, el respeto por las leyes y las ganas de mandar todo a la mierda, pero parece que en 1927 no era tan claro todo esto. O al menos eso creo. Porque, si no, no entiendo porque este libro es tan "famoso".
Para peor, el propio Hermann Hesse se quejó de que nadie entendió lo que quiso decir, y que todos los "críticos" decían que Hesse había querido decir algo, cuando en realidad él había querido decir lo contrario.
Y bueno, Hermann: hubieras escrito más claro. Si querés decir "no nos queda otra que respetar algunas normas sociales, pero cada tanto mandar todo a la mierda", hubieras arrancado por ahí, y después contabas la historia.
Pretender que todos los que te lean lleguen a esa conclusión después de tooodas las vueltas que diste en la historia (¡qué pesado!) es bastante torpe.
Bueno, la propuesta, entonces, es esa: lean el libro (está en internet, por si no quieren gastar plata) hasta la página 20. Si les gusta, sigan, porque les encantará. Si no les gusta, tírenlo al diablo. A mí, la verdad, no me gustó.
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