• Resumen de lo publicado
“En el siglo XI alcanzó su máximo poder y expansión, en el delta del río Níger, al oeste de África, el reino de Benín, conocido por sus bronces. Los relatos de los europeos hablan del esplendor de la corte del rey. La capital tenía un grandioso trazado y estaba sólidamente fortificada. Amplias calles estaban bordeadas por casas con paredes de adobes tan pulidas como el mármol”, nos había contado una enciclopedia.
• ¿Cómo sigue la historia?
A partir de la llegada de invasores portugueses, en el año 1484, la situación de Benín comenzó a cambiar y se convirtió en un punto de venta y compra de esclavas y esclavos. El Imperio de Portugal les revendía para que fueran utilizades en América en los peores trabajos posibles.
Durante el siglo XVII, Benín fue uno de los sitios en los que más personas se secuestraron, torturaron y esclavizaron. Los portugueses entregaron armas de fuego a sus cómplices locales para potenciar la cacería de personas inocentes.
A principios del siglo XVIII, distintos factores (muy complejos de explicar acá) hicieron que el precio de las esclavas y esclavos secuestrados en Benín aumentara. Por eso, los europeos prefirieron ir en busca de nuevas regiones donde esclavizar personas fuera más barato.
Eso generó que la clase opresora de Benín, con menores ingresos económicos, entrara en crisis. Hubo enfrentamientos internos y también impulsados por el poder europeo, al que le convenía una África devastada. Para el año 1740, el “esplendor” que había alcanzado una parte del Reino de Benín prácticamente había desaparecido.
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