• Resumen de lo publicado
La actual Francia fue ocupada por el Imperio Romano (siglo II a.C.) y por los francos (481). En el siglo VIII, el ejército franco puso fin al avance musulmán en Europa y Carlomagno fue coronado emperador por el papa. En el siglo IX, el Imperio Franco se dividió; de esa división nacieron Francia y Alemania. En el siglo XII, los reyes francos participaron de las sanguinarias Cruzadas cristianas. Luis IX (1226-1270) usó parte de las riquezas imperiales para impulsar actividades culturales para la clase poderosa, lo que generó el llamado Renacimiento del siglo XIII. Felipe IV (1285-1314) se enfrentó con el papa y obligó a que la santa sede se trasladara a Francia. En el siglo XIV comenzó la Guerra de los Cien Años contra Inglaterra, con pérdida de territorios para Francia. La situación empeoró por la peste negra (1347). La burguesía (comerciantes que ganaban más dinero del que necesitaban) diminuyó sus ganancias, y convenció a campesinas y campesinos para exigir cambios al Estado. Las familias más poderosas (la nobleza) reprimieron esa justa lucha con la muerte de muchas y muchos manifestantes. Apoyado por los franceses de Borgoña, el rey de Inglaterra intentó conquistar Francia, pero Juana de Arco lideró al ejército que expulsó a los ingleses. Carlos VII (1422-1461), rey gracias a Juana, no hizo nada para rescatarla cuando fue atrapada. Al terminar la Guerra de los Cien Años (1453), los franceses se habían liberado casi por completo del dominio inglés. En el siglo XVI, Francia se convirtió en una potencia económica. El rey tenía poder absoluto (no se le aplicaba ninguna ley), oprimía a la clase trabajadora y pactaba con las familias poderosas (nobleza). Ni la Iglesia católica podía oponérsele; solo los burgueses y los protestantes (cristianos no católicos) eran una oposición real. Los protestantes calvinistas (los llamaban "hugonotes") crecieron en número y poder hasta formar un ejército. El enfrentamiento entre el rey y los "hugonotes" generó ocho guerras de religión (1562-1598) que arruinaron la vida de la clase trabajadora. Carlos IX (1560-1574) era niño cuando fue proclamado rey, por lo que gobernó su madre Catalina de Médicis. En 1572, Catalina planificó la Noche de San Bartolomé, en la que invitó "hugonotes" a la boda de su hija para asesinarlos a traición. Ni siquiera los reyes se salvaron de la guerra civil: Enrique III (1574-1589) fue asesinado por un fraile católico. Enrique IV fue nombrado rey y en 1594 restableció cierto orden.
• ¿Cómo sigue la historia?
Según nos cuenta la Historia Universal de Sol 90, Enrique IV (1589-1610) libró con éxito una guerra contra España, reorganizó el gobierno, e impuso un precario equilibrio jurídico y político entre los diversos grupos religiosos. Fue influido por Juan Bodino (sobre quien hablamos hace muy poquito) y vio a la monarquía como un poder supremo: el rey podía hacer lo que se le cantara. Promulgó el Edicto de Nantes, que puso fin a las guerras de religión al reconocer a los hugonotes el derecho a profesar sus creencias. Al parecer, algunas de sus decisiones colaboraron para aumentar el poder económico y cultural del estado francés. Finalmente, fue asesinado por un católico enojado con su postura religiosa.
Durante el reinado de Luis XIII (1610-1643) tuvo un importante papel el cardenal Richelieu, nombrado como primer ministro en 1624. Richelieu quería otorgar poder absoluto al rey, por lo que atacó a los hugonotes, que habían conseguido cierta autonomía en el reino.
Todo se vio modificado por una terrible peste (1627-1632) en la que murieron dos millones de personas. Hubo rebeliones campesinas (reprimidas con asesinatos), ataques católicos a aldeas protestantes y en 1629 se modificó el Edicto de Nantes, quitándoles derechos a los hugonotes. Richelieu convenció al rey de aliarse con otros reinos (Suecia y los Países Bajos) para oponerse a los poderes principales: España y el Sacro Imperio Romano Germánico. En 1635, Francia le declaró la guerra a España, conocida luego como "la guerra de los Treinta Años".
La muerte de Richelieu en 1642 generó alivio interno, ya que cobraba altísimos impuestos para sostener los enormes gastos de la corona y el clero. Y con la muerte del rey Luis XIII en 1643 se cerró una etapa de mucha violencia en la que el Estado francés se fortaleció en base a la opresión de su población.
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