Por Leandro Ramos, escritor y profesor de literatura
Felisberto Hernández fue un escritor uruguayo nacido en 1902 que comenzó su carrera tocando el piano en cines mudos de Montevideo. De hecho, tiene varias composiciones para piano, pero no son tan conocidas como sus libros.
En sus inicios fue bastante incomprendido por la crítica y la mayoría de sus lectores, debido a que era un escritor de las denominadas vanguardias literarias.
Algunos dijeron que la suya es literatura fantástica, pero les puedo asegurar que nada que ver. Las obras de Felisberto responden más a un modo que algunos teóricos dieron en llamar absurdo generalizado, modo que nos presenta siempre historias donde predomina la alienación, la incoherencia de un mundo ficticio y la fragmentación de la realidad.
Para decirlo en otras palabras, en una lectura rápida y superficial no se entiende nada, pero leyendo sus textos detenidamente resultan geniales.
Este año tuve la suerte de leer sus primeras cuatro obras: “Fulano de tal”(1925), “Libro sin tapas”(1929), “La cara de Ana”(1930) y “La envenenada”(1931). La brevedad de todos estos textos, junto a su humor y su lenguaje muchas veces coloquial, hizo de Felisberto uno de mis autores preferidos. ¡Pero ojo! Es un autor muchas veces complejo en lo absurdo de sus abstracciones. Lo recomiendo para los que gustan de literatura de vanguardia.
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