¿Quién dice? es una canción
del demo llamado “Increíble”, grabado en 2008. También formó parte del disco
“Ya no somos dos ahora”, de 2009.
Estructura
general
El segundo tema del disco
también puede catalogarse como “canción de amor”, aunque menos tradicional y
más divertida que Increíble. En ¿Quién dice?, Santiago Aysine cuenta
desde el inicio [“Hola, ¿qué tal?”]
hasta el presente una historia que, con sus detalles, no deja de ser sobre el
amor de pareja, sentimental, romántico. Vuelve a utilizar el recurso de cambiar
el interlocutor al final: durante casi todo el tema se dirige a ella, la de
“los pechos más lindos del mundo”, pero al final dialoga con un amigo suyo [“Estoy
seguro, compañero…”]).
Análisis
de la letra
Acudí
a tu auxilio de forma inmediata
“¿Hola, qué tal?”, tu sonrisa y perdí por goleada.
Te apoderaste al instante de mi ocio
y, al fin y al cabo, pude entender que hiciste negocio.
“¿Hola, qué tal?”, tu sonrisa y perdí por goleada.
Te apoderaste al instante de mi ocio
y, al fin y al cabo, pude entender que hiciste negocio.
(La vida del autor no venía
bien, o al menos tenía un problema. De otro modo, no necesitaría “auxilio”.
Luego, aparece la primera metáfora futbolística de Aysine: “perdí por goleada”
se refiere a que, al sentirse tan atraído por su sonrisa, quedó en total desventaja
para afrontar la relación. Después de ese primer contacto, ella ocupó su tiempo
libre. Nos permitimos entender que no sólo se refiere al tiempo que compartió
con ella, sino también a que, durante ese ocio, la pensó, ocupó su mente. En
cuanto a que ella “hizo negocio”, podría ser que Santiago tuviera el autoestima
por las nubes, que “es negocio” enamorarlo; sin embargo, es probable que se
refiera a que ella cambió apenas una sonrisa por todo el tiempo libre de él:
ese es el buen negocio.)
Una
ráfaga de balas seductoras
no lograban vulnerar una coraza idiota
y, con mi seguridad ya en la miseria,
fuimos por un café, juntos, los tres: vos, yo y tu histeria.
no lograban vulnerar una coraza idiota
y, con mi seguridad ya en la miseria,
fuimos por un café, juntos, los tres: vos, yo y tu histeria.
(Pese a que la sonrisa de
ella lo había impactado, parece que se resistió a aceptarlo y puso una “coraza
idiota” [¿miedo, vergüenza, machismo?] para evitar reconocerlo. Pero la coraza
se le caía a pedazos [“con mi seguridad ya en la miseria”] y entonces aparece
algo así como una primera cita: un café. A diferencia de lo que sucede en Increíble, Aysine no la idealiza: ella
es histérica. Un mínimo detalle gramatical: no debería cantar “no lograban
vulnerar” en plural, sino “no lograba vulnerar” porque el sujeto de la acción
es la ráfaga. Es cierto: Santiago no tiene por qué saber esas pavadas, pero yo
se las cuento igual.)
Sin
mucho más que hablar, nos despedimos.
Comprobé que ya era inútil extender ese partido.
Colgué los timbo y bajé la persiana.
Sin embargo, tu autoestima cascoteó mi ventana.
Comprobé que ya era inútil extender ese partido.
Colgué los timbo y bajé la persiana.
Sin embargo, tu autoestima cascoteó mi ventana.
(La primera cita entre
ellos pareció no funcionar. La metáfora futbolística se refiere a eso: no tenía
sentido extender el partido. Ni seguir esa cita ni, probablemente, generar
otra. “Colgar los timbo” [timbo=botín] es lo que hacen los futbolistas
retirados, con lo que Santiago reconoce que no le veía chances a la relación.
Lo mismo significa “bajar la persiana”. No de bajarla para irse a dormir, sino como se bajan las persianas de una fábrica, de un comercio: porque se cerró o
se fundió. La que salvó la relación fue ella, que se tuvo fe [autoestima] y lo
llamó, le escribió o le mandó un mensaje [“cascoteó su ventana”]).
Sugerías
necesitar mi delirio;
para ganar espacio, me mostré cual tipo tibio.
Empezó a inquietarte mi nueva conducta,
pero caí derrotado por tus brotes de astucia.
para ganar espacio, me mostré cual tipo tibio.
Empezó a inquietarte mi nueva conducta,
pero caí derrotado por tus brotes de astucia.
(Cuando ella se comunicó
con él, le tiró onda para volver a verlo [“sugerías necesitar mi delirio”],
pero él se hizo el interesante [“me mostré cual tipo tibio”]. Ella pensó “¿y a
éste que le pasa?”, pero él no pudo resistir mucho tiempo haciendo el papel de
indiferente. Lo dicho antes: ya había perdido por goleada [“cayó derrotado por
sus brotes de astucia”].)
Me
regalaste vacaciones en tu alcoba;
atrás quedó esa idiotez de dormir cola con cola.
Conocí los pechos más lindos del mundo:
sobre gustos no hay nada escrito, pero sobre bustos…
atrás quedó esa idiotez de dormir cola con cola.
Conocí los pechos más lindos del mundo:
sobre gustos no hay nada escrito, pero sobre bustos…
(Los siguientes encuentros
fueron en la habitación de ella. Él incluso se quedaba a dormir, pero sin sexo
y tal vez sin besos. Hasta que conoció sus pechos. “Conocer sus pechos” es algo
que en literatura se llama sinécdoque: la parte por el todo. Se entiende que no
sólo conoció sus pechos desnudos, sino todo su cuerpo desnudo. Al final de la
estrofa, Aysine hace un juego de palabras: aunque “sobre gustos no hay nada
escrito”, “sobre bustos” se anima a escribir él en esta canción. En referencia
a ese refrán, Alejandro Dolina dice que es falso: que casi no se escribe sobre
otra cosa más que sobre gustos.)
¿Quién
dijo que no se puede?
¿Quién
dijo que no se puede combinar
inconstancia, inconsciencia y lealtad,
que es imposible dar un paseo
un día a tu cielo, un día a mi infierno?
inconstancia, inconsciencia y lealtad,
que es imposible dar un paseo
un día a tu cielo, un día a mi infierno?
(Hace preguntas retóricas
[no buscan respuesta] que sirven para afirmar que ellos han podido mezclar el
cielo de ella [cielo suena a paz, calidez, ternura, pero no histeria] y el
infierno de él [“es peligroso mi mundo” ya había cantado en Increíble]. Lo que
no podemos saber es a quién de los dos corresponden la inconstancia, la
inconsciencia y la lealtad. Tomando como referencia lo de “cielo e infierno”,
todo indica que Santiago es la inconstancia y la inconsciencia; y ella, la
lealtad).
Estoy
seguro, compañero,
y me juego mi alma loca,
que no debe existir boca
como ésta en el mundo entero.
y me juego mi alma loca,
que no debe existir boca
como ésta en el mundo entero.
(En esta última estrofa,
como ya había hecho en Increíble,
cambia el receptor de la canción. Hasta ahora le venía escribiendo a ella, pero
de pronto se dirige a un amigo, para, ahora sí, idealizarla: le cuenta que ella
tiene una boca única en el mundo.)
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Increíble [Nota importantísima. Esta es apenas mi interpretación de la letra de la canción. De ninguna forma pretende ser la única interpretación posible, ni siquiera tiene por qué ser una interpretación correcta. Muchas veces, parte de las letras son chistes internos de los autores, por lo que resultan imposibles de interpretar sin determinados conocimientos].
me cago en la madre de el que busca un mapa con la mayoria de cosas que pueden ser lo mas interesante de un juego :D
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