Carlomagno, pintado por Louis-Félix Amiel en 1837. |
¿Y después qué? Después de Clotario (584-629), llegó una época ahora conocida como la de los "reyes holgazanes". ¿Por qué se llama así? Porque los reyes de la Galia, en lugar de tomar las principales decisiones, las dejaban en manos de su principal consejero, llamado mayordomo del palacio.
Uno de esos mayordomos, Pipino de Heristal, tuvo tanta importancia que fue consagrado como príncipe de los francos. Su hijo, Carlos Martel (731-742), fue el líder del ejército que triunfó en uno de los enfrentamientos más recordados de la historia de Francia: la Batalla de Poitiers (732).
La Batalla de Poitiers fue importante porque, en los años previos, el Imperio Musulmán había conquistado parte del territorio de Europa (por ejemplo, casi toda España) y su plan era invadirlo por completo e imponer el Islam en todas las tierras conocidas. La derrota árabe en Poitiers significó el freno al avance del Islam y, en definitiva, el motivo por el que actualmente la religión oficial en Sudamérica es el catolicismo y no el islamismo.
Uno de los siguientes príncipes y mayordomos, Pipino el Breve (752-768), tomó el control del reino, terminó con la Dinastía Merovingia y dio inicio a la de los carolingios. Defendió a la Iglesia católica de los ataques del pueblo lombardo, y por eso consiguió el apoyo de los papas. Incluso invadió y conquistó territorios que habían quedado en poder de los musulmanes.
Pipino dividió el reino entre sus hijos Carlos y Carlomán, pero Carlomán murió rápidamente. Carlos, mucho más conocido como Carlomagno (768-814), dominó toda la Galia y se convirtió en el principal personaje del siglo VIII.
¿Qué hizo Carlomagno? Para empezar, defendió al reino de distintas invasiones y rebeliones, y expandió las fronteras. Por otra parte, cuando los lombardos volvieron a atacar territorios de la Iglesia católica, Carlomagno movilizó sus ejércitos para defenderlos. El hecho más trascendente sucedió en el año 800: el papa León III lo convocó y, cuando llegó a Roma, Carlomagno fue consagrado como Emperador de Occidente, convirtiéndose en el líder no sólo de gran parte de Europa sino de todo el cristianismo, excepto de los bizantinos, que se negaron a reconocerlo. Un detalle: no sabía leer ni escribir.
El Imperio Carolingio, como todo imperio, tenía a la guerra como principal fuente de riquezas, ya que la guerra le posilitaba al imperio conseguir nuevas tierras y transformar a las personas de los pueblos vencidos en esclavos. Si esto te parece un horror, te cuento que no es muy distinto a lo que hacen los Estados Unidos en la actualidad.
No sólo los enemigos podían convertirse en nuevos esclavos del Imperio: los hombres libres, por deudas o condenas judiciales, también perdían su libertad y eran torturados por el emperador y sus funcionarios.
¿Algo más que sumar sobre el esclavizante imperio carolingio? Sí: que oprimía a los campesinos obligándolos a pagar altísimos impuestos para mantener al ejército, y que cada vez que los campesinos se manifestaban en contra de esas medidas, eran fuertemente reprimidos. Los golpeaban. Los mataban.
Cuando Carlomagno murió en el año 814, lo sucedió su hijo Luis el Piadoso. Pero esa es otra historia, y la contaremos en otro post.
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