La obra es una especie de análisis de la literatura del poeta Evaristo Carriego (1883-1912), pero muy al estilo de Borges: hay capítulos sobre el barrio de Palermo, sobre los compadritos y sobre otros satélites vinculados a la poesía de Carriego, pero en los que Borges expresa mucho de sus propias mitologías.
Lo bueno es que, aunque Borges admiraba a Carriego, se anima a criticar negativamente parte de su obra. Lo malo es que hay poco del Borges existencialista o universal: la obra es bastante específica y si los temas tratados no nos interesan, cuesta bastante entusiasmarse con la lectura.
Al menos eso sucedió en mi caso, al punto que largué el libro por la mitad. Y bueno, Borges, no te enojés, sabés que te admiro.
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