13 de abril de 2021

La batalla de Curalaba (1598)

En el siglo XV, la población del actual territorio de Chile era de aproximadamente 1.200.000 personas. Los principales pueblos eran los aimaras, diaguitas, atacameños, incas, changos, mapuches, chonos, kawésqar, yaganes, aónikenk y selknam.

El Imperio de España, que comenzó su genocidio en América en 1492, llegó a Chile en 1520. Desde 1535, los españoles tomaron el norte y no detuvieron sus intentos de exterminio. Pero mapuches, cuncos, huillches, pehuenches y picunches se unieron para enfrentarlos en el centro del país.

En 1553, los genocidas planearon la masacre final: la batalla de Tucapel. Todo el sur de Chile y de Argentina estaban poblados por personas libres y los españoles querían seguir sus asesinatos ahí. No puedo dejar de celebrar, anacrónicamente, el triunfo de mapuches, pehuenches y demás aliados. Porque significó, para miles de personas, una vida entera mucho mejor que la que hubieran tenido.

Durante décadas, los intentos de someter a mapuches, araucanos, huillches y pehuenches fracasaron. La defensa indígena era cada vez más heroica y sofisticada. A los españoles les ofrecían riquezas para sumarse al ejército, pero pocos querían participar de una guerra interminable que consideraban similar al infierno.

En 1598, en el suceso conocido como la batalla de Curalaba (o "la victoria de Curalaba" para les historiadores justes), las y los mapuches causaron una fuerte derrota a los genocidas, que perdieron más de la mitad de su ejército. Fue una gesta histórica, ya que permitió que aún hoy, 423 años después, muchos pueblos originarios sigan existiendo y se hayan salvado del genocidio.

Esta canción y este video celebran aquella resistencia:

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