• El inmortal
El cuento de Borges que más influyó en mi vida. En 24 páginas me hizo dejar de odiar tanto la muerte y, por momentos, agradecer su existencia. Arranca complicado, es para leerlo dos o tres veces, tenerle paciencia y sentirlo con fuerza. Diría que se trata de una carta encontrada en la que un hombre del siglo III se decide a buscar un río que supuestamente otorga la inmortalidad, ¡pero en realidad habla de tantas cosas!
• El muerto
Este no me gustó tanto. Es la historia de Benjamín Otálora, compadrito de los que le fascinaban a Borges, que intenta ascender en la banda criminal de Azevedo Bandeira. El final inesperado y genial le da sentido a todo.
• Los teólogos
Arranca con esas magias de Borges: la historia de un texto de Platón que milagrosamente sobrevivió, en el que postula que el tiempo es cíclico y eterno; y continúa con la lucha de Aureliano de Aquilea para refutar esa idea mejor que otro teólogo, Juan de Panonia. El final, otra vez, es una cosa que no tiene nombre. Magistral. La frase del carajo: “Hay quien buscar el amor de una mujer para no pensar más en ella”.
• Historia del guerrero y de la cautiva
En apenas 6 páginas funde tantas ideas complejas que ya no sé. Para empezar, pregunta: si en la gran guerra final de todas las guerras nos damos cuenta que en realidad les enemigues tienen razón… ¿debemos cambiarnos de bando y traicionar a quienes eran les nuestres? ¿Y qué tiene que ver la abuela de Borges con esto? ¿Y qué pensaría Dios? Tremendo, todo tremendo.
• Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)
Acá Borges hace otro de sus juegos favoritos: toma un libro recontra clásico y encuentra un detalle, siempre magnífico y sorprendente, para agregarle. Por si lo quieren leer, no les cuento mucho más. Es cortito, tiene 6 páginas (sigue en los comentarios)
• Emma Zunz
Narra la historia de Emma, que intenta vengar la muerte de su padre, supuestamente provocada por el dueño de la fábrica en la que ella trabaja. Leí que este cuento al propio Borges no le gustaba. No es de los mejores, pero te tiene agarrade hasta el final.
• La casa de Asterión
Únicamente disfrutable (y mucho) para quien conoce el mito del laberinto de Creta.
• La otra muerte
Acá Borges empieza con una historia que parece cotidiana, en la que le mandan una carta contándole que alguien a quien conoció (muy poco) había muerto. Borges empieza a reconstruir la historia del tipo y termina, claro, hablando de Dios, el universo, el espacio-tiempo y todo lo que se les ocurra. No me encantó, pero está bien igual. La frase del carajo: “Consiguió lo que anhelaba su corazón, y tardó mucho en conseguirlo, y acaso no hay mayores felicidades”.
• Deutsches Requiem
Borges es capaz de pensar en el nazismo desde una mirada brutalmente filosófica sin hacerme enojar. Acá responde a: ¿cuántas cosas podría tener en su cabeza un soldado nazi un rato antes de ser ejecutado? La frase del carajo: “Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno”.
• La busca de Averroes
Lo que quiero decir de este texto es que es un perfecto ejemplo de que un montonazo de las oraciones que Borges usa para conformar una historia (supuestamente un debate entre teólogos del siglo XII) son en realidad postulados sorprendentes, sentencias maravillosas, ideas con las que podríamos escribir cien libros. Nunca lo puedo agarrar a Borges, siempre tengo ganas de leer otra vez detalladamente cada línea y quedarme muchos muchos minutos ahí, en cada idea. El final es una cosa hermosísima de dios, aunque dios no exista.
• El Zahir
Acá Borges nos cuenta, con complejidad abrumadora, la existencia del Zahir, un objeto que, cuando alguien lo ve, no puede dejar de pensarlo. El mismo Borges, tal vez, refirió que este cuento responde a la pregunta: ¿Y si algo fuera realmente inolvidable? En el medio, claro, habla de todas las cosas del mundo, entremezcladas, ahogadoras, vivas. La frase del carajo: “No hay hecho, por humilde que sea, que no implique la historia universal y su infinita concatenación de efectos y causas”.
• La escritura del dios
¿Qué pasaría si alguien descubriera el secreto del universo?
• Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto
Un cuento policial, pero al estilo Borges. Esta vez (al menos eso creo) no mete a dios, el universo, la existencia y el infinito en todo. Bueno, un poco sí, bastante, pero disimula. Ah: se trata de un hombre que construye un laberinto para que no lo encuentre el fantasma de alguien a quien mató.
• Los dos reyes y los dos laberintos
Ay, qué genialidad: Borges mete después del cuento anterior un texto que supuestamente lee un personaje de ese texto. En este caso responde a: ¿cuál es el peor laberinto de todos?
• La espera
Podría ser catalogado casi sin problemas como un cuento de suspenso, aunque Borges siempre le pone su pizca de para-qué-existimos. Es la historia de un hombre que intenta pasar desapercibido porque, sospecha, alguien lo busca para vengarse de él. No es imprescindible.
• El hombre en el umbral
Es, como muchas, una historia dentro de una historia dentro de una historia. En este caso, una historia de misterio. La que está más en medio, la del hombre en el umbral, se conecta de alguna manera con las demás.
• El Aleph
¿Y si existiera un lugar en el mundo desde el cual pudiéramos observar todo lo que ocurrió en el mundo, desde el principio de los tiempos, desde todos los ángulos posibles? En eso piensa Borges. Y en Beatriz Viterbo, o una metáfora del amor, o un reflejo de que en lo más pequeño está también lo más inmenso. La frase del carajo: “Tan ineptas me parecieron esas ideas, tan pomposa y tan vasta su exposición, que las relacioné inmediatamente con la literatura”.
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