• Resumen de lo publicado
En el siglo I, el territorio de Bulgaria fue convertido en provincia del Imperio Romano. Tres siglos después, pasó a manos del Imperio Bizantino. Entre los siglos VI y VII llegaron nuevos pobladores y enfrentaron a los bizantinos. Tras derrotar al imperio, Kan Asparuj fundó el primer estado búlgaro en el año 681. El reino de Bulgaria mantuvo su independencia en el siglo VIII. Ya en el siglo IX, los búlgaros conquistaron nuevas tierras y se adoptó el cristianismo ortodoxo como religión. El zar Simeón (893-927) llevó a los búlgaros a una época de acumulación de poder y menos temor a ataques exteriores. Su plan era unificar Bulgaria con el Imperio Bizantino, pero no pudo. El emperador bizantino Basilio II atacó Bulgaria, que quedó incorporada a su imperio entre 1018 y 1185. La desintegración del Imperio Bizantino hizo posible el desarrollo independiente de varios pueblos, entre ellos el búlgaro. En el siglo XIV, el poder político de Bulgaria en la región fue superado por el de Serbia, pero los búlgaros se destacaban por su desarrollo cultural. Eso no evitó la crisis que terminó con la división del reino en dos. Ante esa debilidad, el Imperio Otomano invadió Bulgaria y la convirtió en provincia imperial a partir de 1396. Durante el dominio otomano, la población búlgara sufrió muchísimo la opresión, la intolerancia y la explotación del gobierno. La cultura búlgara se aisló de Europa, sus logros fueron destruidos y los sacerdotes huyeron a otros países. El pueblo búlgaro respondió fortaleciendo de la tradición del haiduk ("bandolerismo"), accionando directamente contra las leyes injustas; y trató de restablecer su estado organizando varias revueltas. El primer gran intento de rebelión sucedió en 1598.
• ¿Cómo sigue la historia?
Bulgaria no existió como Estado durante los siglos XVI y XVII. La cultura de su pueblo sobrevivió en los rincones, de boca en boca, siempre bajo la violenta opresión del Imperio Otomano. La mayoría de las campesinas y campesinos búlgaros mantuvieron el cristianismo ortodoxo como religión.
Para peor, les tocó ser provincia en el peor momento del Imperio Otomano, en plena decadencia por la corrupción e incapacidad de sus líderes. Todo conflicto era solucionado con un enfrentamiento bélico, y cada enfrentamiento bélico se sostenía aumentando impuestos y exigencias al campesinado. Entre 1640 y 1648, por caso, gobernó Ibrahim I, considerado uno de los peores emperadores de la historia universal.
Existe muy poco material vinculado a la historia búlgara de este periodo, pero sin dudas su cultura resistió en silencio y con fuerza, como se vería a partir del siglo XVIII.
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