31 de agosto de 2020

El diario de Ana Frank (libro de 1947)

Por si no lo saben, a partir de la década de 1930 los gobernantes de Alemania ordenaron torturar y asesinar a todas las personas que no les gustaran. O que creían que no les gustarían por algún motivo: por el apellido que aparecía en su documento, porque sus papás no creían en Dios o lo que fuera. Todas excusas para desatar una aberración enorme que hoy se conoce como Holocausto y que generó el asesinato de millones de personas y el sufrimiento de millones más. A cualquier persona justa, aunque viva lejos y ya hayan pasado 75 años de su fin (en 1945), el Holocausto le tiene que seguir doliendo.

En 1942, Ana Frank tenía 13 años y ni siquiera vivía en Alemania, pero los gobernantes alemanes (con la complicidad del ejército) no solo asesinaban porque sí en su país, si no que iban invadiendo otros para seguir matando personas. Uno de esos fueron los Países Bajos, donde vivía Ana. Para que no la mataran a ella y a su familia, tuvieron que esconderse durante años en la parte de atrás de una oficina, y sobrevivir como pudieran. 

Ni así hubo milagro: en 1944 les encontraron, les torturaron durante meses de las maneras más crueles y enfermas que podrías imaginar, y Ana murió después de mucho sufrimiento.

Entre 1942 y 1944, mientras estaba escondida, escribió un diario que fue publicado en 1947 y del que no diré otra cosa más que "léanlo". Aunque les duela mucho, porque el dolor no se olvida y la memoria es lo que permite que cada vez permitamos menos injusticias.

Les dejo solo algunas frases que escribió Ana, cuando tenía entre 13 y 15 años, que me maravillaron:

• "Margot y yo nos pusimos a guardar lo indispensable en la cartera del colegio. Lo primero que guardé fue este cuaderno, luego unas plumas, pañuelos, libros, un peine, cartas viejas... Pensando en el escondite, metí las cosas más estúpidas, pero no me arrepiento: me importan más los recuerdos que los vestidos". 

• "Qué bien estamos aquí, qué bien y qué tranquilos. No necesitaríamos preocuparnos tanto si no fuera porque tenemos miedo por lo que les está pasando a todos los que queremos. Ojalá pudiéramos ayudar. Me siento mal, porque mientras yo duermo en una cama bien abrigada, mis amigas más queridas quién sabe dónde estarán tiradas". 

• "El amor. ¿Qué es el amor? Creo que el amor es algo que en realidad no puede expresarse con palabras. El amor es comprender a una persona, quererla, compartir con ella la dicha y la desdicha. Y con el tiempo también forma parte el amor físico, cuando se ha compartido, se ha dado y recibido, y no importa si se está casado o no, o si es para tener un hijo o no. Si se pierde el honor o no, todo eso no tiene importancia. ¡Lo que importa es tener a alguien a tu lado por el resto de tu vida, alguien que te comprenda!". 

• "Los padres y las personas en general se comportan de manera muy curiosa respecto a los temas sexuales. En vez de contarles a sus hijas mujeres o varones, a los 12 años, todo lo que hay para contar, cuando surgen conversaciones sobre el tema obligan a sus hijos a abandonar la habitación, y que se busquen por su cuenta la información que necesitan. 

Cuando luego se dan cuenta de que sus hijos están enterados de algunas cosas, sospechan que saben más o menos de lo que saben en realidad. ¿Por qué no intentan en ese momento recuperar el tiempo perdido y preguntarles hasta dónde llegan sus conocimientos?  

Existe un obstáculo para los adultos -bastante pequeño, me parece- y es que temen que los hijos no vean al matrimonio como algo sagrado e intocable, especialmente si se enteran de que en la mayoría de los casos esa intocabilidad casi nunca se cumple. A mi modo de ver, no está nada mal llegar al matrimonio con alguna experiencia previa, porque ¿acaso tiene eso algo que ver con el propio matrimonio?". 

•"Tengo que seguir estudiando para ser periodista, eso es lo que quiero ser. Y si no llego a tener talento para escribir en los diarios, siempre me queda la opción de escribir para mí misma. No quiero haber vivido para nada. Quiero ser de utilidad y alegría para los que viven a mi alrededor, aunque no me conozcan. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta! Cuando escribo se me pasa todo, mi tristeza desaparece, mi valentía revive. ¿Podré escribir algo grande algún día? ¿Llegaré a ser periodista y escritora? ¡Espero tanto que sí!". 

• "Una de las preguntas que no me deja en paz por dentro es por qué en el pasado, y muchas veces ahora, los pueblos conceden a la mujer un lugar tan inferior al que ocupa el hombre. Todos dicen que es injusto, pero con eso no me quedo contenta: quisiera conocer la causa de semejante injusticia. 

Es de suponer que el hombre, por su mayor fuerza física, dominó a la mujer desde el principio. El hombre, que tiene ingresos, que procrea, al que todo le está permitido. Ha sido una gran equivocación tolerar, hasta hace poco tiempo, que todo siguiera así sin más, porque cuanto más siglos dura una norma, más se arraiga. 

Por suerte, la enseñanza, el trabajo y el desarrollo les han abierto un poco los ojos a las mujeres. En muchos países, han obtenido igualdad de derechos. Muchas mujeres, pero también hombres, ven ahora lo mal que ha estado dividido el mundo durante tanto tiempo, y las mujeres modernas exigen se derecho a la independencia total. Pero no se trata solo de eso: ¡también hay que conseguir la valoración de la mujer! 

Leí algo que me conmovió: por lo general las mujeres, solo por el hecho de tener hijos, padecen más dolores, enfermedades y desgracias que cualquier héroe de guerra. ¿Y cuál es la recompensa por aguantar tantos dolores? Las mujeres son soldados mucho más valientes y heroicos que tantos libertadores con todas sus bonitas historias... 

La culpa no es de las mujeres. A los únicos que condeno es a todo el orden mundial, y a los hombres que nunca quieren darse cuenta del importante, difícil y a veces hermoso papel de las mujeres en la sociedad".

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