Fervor de Buenos Aires es el primer libro que publicó el argentino Jorge Luis Borges. Se trata de una recopilación de poemas escritos hasta 1923. Aunque no me apasiona leer en verso, le di una chance porque se trata de Borges.
No voy a decir que me gusta leer a Borges, porque esas cosas no se dicen. Tampoco hay que decir que nos gusta escuchar Los Beatles, que somos fanáticos de un club de fútbol o que queremos mucho a nuestra mamá. Si hacemos esas cosas, tan universales, tan políticamente correctas, hay que hacerlas en total silencio, como disimulando lo contrario. El resto es demagogia o pérdida de tiempo.
La cuestión es que estos primeros versos de un Borges de 23 años tienen una virtud: son claros. Le escribe, entre otras cosas, a las calles de Buenos Aires, a la Plaza San Martín, a su bisabuelo, al 31 de diciembre, y dos glorias: al truco (sí, al juego de naipes) y a Juan Manuel de Rosas. No es lo más interesante que se puede leer de él, pero está bien para empezar.
Les dejo el texto del truco, porque me parece un buen ejemplo del tipo de poema que supo escribir Borges.
El truco
Cuarenta naipes han desplazado la vida.
Pintados talismanes de cartón
nos hacen olvidar nuestros destinos
y una creación risueña
va poblando el tiempo robado
con las floridas travesuras
de una mitología casera.
En los lindes de la mesa
la vida de los otros se detiene.
Adentro hay un extraño país:
las aventuras del envido y del quiero,
la autoridad del as de espadas,
como don Juan Manuel, omnipotente,
y el siete de oros tintineando esperanza.
Una lentitud cimarrona
va demorando las palabras
y como las alternativas del juego
se repiten y se repiten,
los jugadores de esta noche
copian antiguas bazas:
hecho que resucita un poco, muy poco, a las generaciones de los mayores
que legaron al tiempo de Buenos Aires
los mismos versos y las mismas diabluras.
Nota de 2017. Para la materia Literatura Argentina II de la carrera de Letras me tocó analizar cuatro poemas de Borges. Entre ellos, elegí dos de este libro: Las calles y El truco. Les comparto mi análisis:
"Borges, en sintonía con el movimiento ultraísta, extirpa del modo más drástico posible los ornamentos que el romanticismo acarreaba. Sus versos son austeros, concisos y utilizan la metáfora como sostén.
Ante la oleada de inmigrantes, Borges propone una búsqueda de lo criollo, de qué es lo realmente argentino de la gran mezcla cultural que se ha producido. Por eso, su mirada es interna: en Las calles, desdeña aquellas incómodas de turba y ajetreo (invadidas por extranjeros recién llegados) y prefiere refugiarse en calles desganadas del barrio, pequeños espacios que no han mutado tan intensamente ante los cambios demográficos.
Siguiendo los preceptos del movimiento vanguardista del que formó parte, apela a nuevas combinaciones que no permiten la lectura automática: calles enternecidas de penumbra y de ocaso; invisibles de habituales; y árboles piadosos forman parte de un mapa en el que el foco no está en la descripción de los objetos, sino en la impresión que estos producen.
Esa misma visión “criolla” puede vislumbrarse, desde el mismo título, en El truco, donde también reina lo conciso y la metáfora desde la primera y contundente línea: “Cuarenta naipes han desplazado a la vida”. Y retrocede nuevamente buscando a la ciudad “original” al recordar a las generaciones que legaron al tiempo de Buenos Aires los mismos versos y las mismas diabluras.
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