En una historia tal vez menos pretenciosa que sus mejores obras (Tiempos modernos, El gran dictador), Chaplin juega con las consecuencias de la soledad y la pobreza en el hombre; y es capaz de, pese a tratar temas tan dolorosos, sacar unas cuántas sonrisas.
Al menos eso fue lo que escribí cuando la vi, hace una década. Probablemente, si la viera ahora, pensaría cosas distintas. Pero, lo siento, prefiero ver películas que nunca haya visto.
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